viernes, 11 de mayo de 2012

Satisfacciones

Las cuatro cosas más satisfactorias en la vida. Lo que nos hace felices. Leído por ahí, atención, el orden no es significativo, comer, practicar sexo, recibir dinero y hablar de uno mismo. ¿Tiene alguna algo que ver con "el alma"?. Bien puede ser que éstas sean las cosas que nos hacen felices como animales que somos. Comentando una a una, comer es una satisfacción primaria, natural e imprescindible. Un conocido suele decir que si se queda sin comer, muerde. Practicar sexo es obviamente placentero e igual de imprescindible como especie. Ser especie, y dando un paso más, ser parte de "la vida en la Tierra" es la primera y más simple y tal vez única manera de trascender. Recibir dinero, ésta si es inquietante. Pero sí, da placer; estoy de acuerdo. Y la cuarta, la que me ha llamado la atención, hablar de uno mismo. Mi vaga opinión al respecto era que es de mala educación, así en general. Hablar de uno mismo es inevitable. Es uno de los pocos temas en los que podemos explayarnos, aunque no lo dominemos en absoluto. Y es un tema con el que inevitablemente aburriremos a nuestro interlocutor que, seguramente, lo que desea es hablar de sí mismo. Así que matizo y apunto que hablar de uno mismo es un gran placer cuando alguien está de veras interesado en oírlo. Y concluyo ampliando el concepto y diciendo que expresar opiniones (por ejemplo aquí) produce también satisfacción (y más si alguien lo lee con interés), aunque tenga uno la íntima convicción de que mis opiniones no van más allá de... no sé cómo decirlo.. más allá de... mis narices.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Decir o callar

He visto una pequeña película titulada "Little Manhattan", valga la redundancia políglota. La darán cualquier día por la tarde en algún canal de la tele. Habla de no dejar las cosas sin decir. "The unsaid", en inglés. "Lo no dicho". Y, sí, es mejor decirle a la chica que te gusta antes de que se vaya al campamento de verano. Así ella te dice que no te había contemplado desde esa perspectiva y tú ya puedes empezar a añorar a tu primer amor y tener un verano mucho más tranquilo. Bueno, a mí nunca me pasó nada parecido, y además si me hubiera pasado todo indica que hubiera quedado "unsaid". Y digo yo que hablar en negativo no deja de ser enrevesado. Aunque claro no es lo mismo "lo no dicho" que "lo callado". "Lo no dicho" suena a algo que se debiera haber dicho y "lo callado" a lo que con buen criterio dejamos sin apuntar. Ya se sabe que más vale callar y pasar por tonto que hablar y confirmarlo. Al final, como casi siempre, la virtud está en el equilibrio. Por desgracia un equilibrio digno de un artista cirquense. Callar es de sabios y hablar en los momentos y en los términos oportunos es de superhéroes del conocimiento.