martes, 24 de febrero de 2015

Para nadie

Al final (y al principio y seguramente durante el intervalo) todos somos nadie; venimos de la nada y para allí vamos, sin por ello volver a ningún lado. En la Odisea cuando los demás cíclopes le preguntaron a Polifemo quién le había cegado, respondió que Nadie. Si los gigantes de un solo ojo me leyeran ahora, la N mayúscula les daría a entender que Nadie era un nombre, que Nadie era alguien. Pero en la narración oyeron "que nadie le había cegado" y creyeron que Nadie no era nadie (y además en el griego de entonces una letra era una letra, ni mayúscula ni minúscula). Inconvenientes de la oralidad (y de una gramática poco desarrollada). Pero nadie también puede ser alguien. Primera acepción en el diccionario, ninguna persona. Segunda acepción, persona insignificante. Cualquiera, yo mismo, puede ser y no ser nadie a la vez. Nadie es nadie y todos somos nadie. En este blog escribo (nada) para nadie; allá donde no esté, o esté justo justo. Mi único consuelo es que si nadie/alguien lee esto, nos hará a los dos ser, fugazmente, un poco menos nadie.

1 comentario:

Elly dijo...

Somos Nadie; para qué mentir.