lunes, 6 de abril de 2015

Las curvas del pantano

Aún no se le había pasado el susto cuando me lo contaba. Había sido la noche anterior cuando volvía a casa en coche bordeando la orilla del pantano. Las curvas del pantano. Son unos seis kilómetros y casi podría evocar cada curva mentalmente, de las veces que las he recorrido. De día a la ida y a menudo de noche a la vuelta. Con sol y sin viento la superficie del agua es un espejo que refleja el verde de las colinas y el azul del cielo y entonces me acuerdo de "the car over the lake album", la portada en la que un coche volaba a punto de sumergirse en las aguas de un lago que podría haber sido este mismo pantano. De noche, con mal tiempo el trayecto se vuelve inquietante y así me lo contaba B. nervioso, sin poder fijar la mirada. "Pensarás que estoy mal de la cabeza", "igual debería callarme". Yo le vi venir, como he dicho llevo años "negociando" esas curvas, así que le dije algo así como "una chica de pelo largo, algo pálida, haciendo autostop...". Y él, "no te cachondees"; y yo "no, no, si te lo digo en serio; conozco a esa chica, o bueno no le conozco, pero como si le conociera". B., confuso "pero es que la chica desapareció", y yo "sí, algo así, te lo digo por experiencia, me ha pasado varias veces y siempre desaparece; por intentar explicarlo yo diría que desaparece en la confusión". B. "esto es de locos, ¿te ha pasado varias veces? ¿y lo dices así, tan tranquilo?". "La primera vez me llevé un susto de muerte, como tú, pero luego ya.., ¿sabes qué pasa? que cada vez que suelta lo de "en esta curva" es en una distinta".

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