jueves, 17 de diciembre de 2015

Una señal

Algún día llegará el fin del mundo, o el fin de los tiempos (lo que pase antes estará bien). He escrito "día" de forma inapropiada, ya que es una medida de tiempo muy particular si pensamos a escala universal; tan pequeños somos. También nuestro fin del mundo es pequeño, es el fin del género humano. ¿Puede haber signos que anuncian ese fin?. Dicen que uno es la desaparición de las abejas. Esto es, si desapareciesen, en un plazo de tres o cuatro años desapareceríamos también los humanos. Esta noche pasada he soñado con otro signo. Un sueño recurrente, pelma, con ligeros matices distintos en cada vuelta. Entraba en un bar y me enteraba de que se había acabado la cerveza. No sólo en el bar, en todo el planeta, en el mundo. Se había acabado la cerveza y eso era una señal inequívoca de que llegaba el fin del mundo. Había una sensación de incertidumbre en el ambiente, de cierto temor. La idea me divertía, ya que me daba cuenta de que estaba soñando. Ahora especificaban que podían quedar unos botellines por ahí; pero el último barril se había consumido y ya no iban a suministrar ninguno más. Pude ver cómo movían un barril haciendolo girar hábilmente sobre el canto de su base redonda. Se ha acabado la cerveza, en un breve plazo se acabará el mundo. Caramba. No soy bebedor habitual de cerveza. Con sed me gusta una caña de cerveza con limón (ayer me tomé una, de ahí vendría el sueño), así que en otra vuelta del sueño me interesaba por la cerveza con limón y sí, aún quedaba, pero poca, se estaba acabando. ¿No es prodigioso?, no hay cerveza, ya llega el fin del mundo.

martes, 8 de diciembre de 2015

Sobrevalorada

La justicia es un invento humano, un invento aún sin perfeccionar. La justicia en general podríamos decir que es injusta o siendo optimistas que es aproximada. En todo caso se refiere siempre a las relaciones entre seres humanos y más concretamente a las relaciones éticas (a todos aquellos asuntos que intentamos regular con leyes). En otros temas, en todo lo demás (en casi todo), apelar a la justicia es como mucho una forma de hablar. Como cuando nuestro equipo de fútbol pierde un partido que merecía ganar (en nuestra opinión evidentemente imparcial). "Injusto resultado", decimos. O ya transcendiendo, a lo grande, decimos que la vida es injusta (y en esto parece que hay consenso). Pues no. El fútbol y la vida no son justos ni injustos. Justicia no es un término, un baremo, que podamos aplicar. La pelotita no entró, el huracán arrasó aquella costa (y no ésta), yo nací aquí (aquí cerca) y no allí (al otro lado de la frontera). Se formaron las galaxias, las estrellas; alguna se enfrió y en su girar loco se hizo el agua y surgieron unos extraños organismos. Y aparecimos en medio de la descomunal fuerza de la naturaleza. Nacemos, vivimos, morimos. Nada que ver con la justicia, como no sea alegórica. Vamos, digo yo.