miércoles, 6 de enero de 2016

Moleskine

Un objeto romántico, cada vez más, es la libreta. Libreta o cuaderno; rojo o negro o de cualquier color pero encuadernado en una imitación de piel (no de piel auténtica, no te pases). Algo pequeño, manejable y agradable al tacto. El cuaderno rojo de Paul Auster, las libretas de notas de Bruce Chatwin, los cuadernos moleskine. El molesquín es un tejido de algodón que se asemeja al cuero y se ha utilizado en ropa deportiva por su eficacia contra el viento y su adaptación a la piel (evitando ampollas). La palabra original inglesa es moleskin, piel de topo, y quizás fue Chatwin quien le añadió la "e" al referirse a las libretas que compraba en París y que estaban encuadernadas en esa tela, y que también incorporaban una tira de goma de sujección. Cualquier escritor chapado a la antigua (o cualquier aficionado a las letras) lo lleva en el bolsillo interior de la chaqueta o en el bolso. Así podrá acomodarse en la terraza de un café, leer pausadamente su libro y de cuando en cuando sacar su libreta moleskine y tras un breve momento de concentración con la mirada perdida, escribir unas líneas con una cita, un aforismo, una idea a desarrollar, un instante capturado a vuelapluma.

No hay comentarios: