viernes, 27 de mayo de 2016

My true self

Decía Emmanuel Carrère en su último libro que todo texto que había guardado en formato digital a lo largo de los últimos veinte años había acabado perdiéndose (y los cuadernos que había emborronado seguían por ahí, en cajas de cartón, cajones, trasteros). Bueno, debe ser lo normal, aunque "mi texto" (que es este blog) aún sigue por ahí flotando. Y también quizás sigan por ahí todos los correos electrónicos que he enviado y recibido en estos últimos quince años (más o menos, antes no tenía ordenador); aunque aquí, a mi alcance, ya no están. Los he ido perdiendo en colapsos informáticos, cambios de sistema operativo y otras desgracias cibernéticas. La última puñalada trapera me la acaba de dar Microsoft al pasarme graciosamente de Windows 8 a Windows 10. La aplicación de correo ha copiado los mensajes que estaban en las bandejas de "entrada" y "enviados", pero ha desdeñado olímpicamente los de la carpeta "borradores". En esa carpeta tenía yo cuatro mensajes; tres de ellos con letras de canciones en inglés y la cuarta con una lista de una veintena de nombres de usuario y claves de acceso a diversos servicios y sitios web. La factura de la luz, la biblioteca, el banco etc. Bueno, nada grave en realidad; las de uso frecuente me las sé de memoria y las demás se pueden renovar (ya que olvidarse de una clave es lo habitual). En todo caso llueve sobre mojado y estoy con Carrère, todo lo digital (lo virtual) es etéreo, efímero, fugaz y acabará difuminado cual polvo de estrellas. Incluído este blog. Ésto me sirve de recordatorio de quién soy yo en realidad: ese tipo que se mete en la ducha después de quitarse las gafas y dejarlas sobre el lavabo.

No hay comentarios: