jueves, 7 de julio de 2016

Virtus

Ya he dicho (escrito) alguna vez que estoy aquí para repetirme; o para repetir lo leído, oído, olvidado, imaginado o (tal vez) soñado. Me asombra (ahora y siempre) que las palabras acudan y se pongan en fila (aconsejadas por mí) según un orden que es el que me parece (o me suena) que es... agradable al oído. Las palabras que son muchas y que mil veces usadas, de pronto las veo raras, nuevas y me pregunto por su exacto significado. Eso me ha pasado con "virtud", ¿no es, si te fijas, una palabra de lo más rara?. Sobre la virtud han escrito desde antes de existir la palabra; porque, ay, las palabras también son de usar y tirar y lo importante no es el envoltorio (las letras que juntamos v, i, r, t, u, d) sino el significado; el concepto que por consenso secular hemos (han) asociado a esa de por sí insólita sucesión de letras (y aprendo que en griego este concepto u otro muy parecido se expresaba con esta otra palabra: areté). En mi afán de simplificar apunto esta frase que no sé muy bien a quién adjudicar, digamos que a Cicerón, "el único prerrequisito para la felicidad es la virtud". Sí, puede ser. Siendo la virtud, la búsqueda de la virtud, lo único que está en nuestra mano en la vida, no teniendo control sobre nada más (terrible aseveración), lo más lógico y aconsejable es ser felices si somos virtuosos. Claro que como nadie puede ser plenamente virtuoso, nadie (en sus cabales) puede ser plenamente feliz. Libros, carreras universitarias, vidas enteras se han dedicado a explicar qué es la virtud; así que ésto que escribo es solo lo que parece, una elucubración (que no es una palabra sino un palabro, es broma).

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