jueves, 24 de septiembre de 2009

El ventilador

Mi pequeña miseria de estos días es un ventilador del pc que hace ruido. Así que en vez de tener el ordenador encendido todo el día, sólo lo enciendo de vez en cuando para ver si tengo algún e-mail (y ¡ay!, no tengo ninguno, ni spam) y cuando quiero usarlo como ahora mismo. Mi ordenador es un trasto que tiene seis años, así que nada de qué acusar al ventilador. He quitado la tapa lateral y si puedo molestar a alguien con el ruido (como el de un moscardón gigante) desconecto el ventilador (y ya lo hago al tacto, metiendo la mano imprudentemente; niños, no hagáis esto nunca). La consecuencia es que la placa se calienta muchísimo... La tienda donde compré el pc ya cerró. Si le doy unos golpecitos puede dejar de zumbar durante un minuto o dos, pero pronto vuelve a empezar. Así sobrevivo, indeciso, pendiente del ventilador...

sábado, 19 de septiembre de 2009

Mea culpa

De vez en cuando escucho, leo o me viene sin más a la memoria (RAM), una palabra, una frase que parece surgir del pasado. Algo que se decía en mi casa, o en la escuela, o en la iglesia. Así me ha venido aquello de "mea culpa, mea culpa, mea grandísima culpa". Y claro, como casi siempre, lo mezclo todo. Es parte del "Yo pecador", y en castellano era, y es, "por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa". En latín es "mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa". De niño todavía asistí a misas en latín con el sacerdote de espaldas a la parroquia, pero de frente a la representación de Dios (ya que el mismo Dios no es fácilmente localizable). Comprendo ahora que a muchos les pareciera un sacrilegio dar la espalda a las figuras del retablo. Después de casi dos mil años con los fieles detrás, quizás el cura ya no se podía fiar y tuvo que volverse para controlar a los asistentes más revoltosos. La culpa parece ser una característica importante del catolicismo, y diversas fuentes insisten en afirmarlo: Gente que ha leído y meditado mucho, especialistas en religiones comparadas. Yo he llegado al final del todo y me he quedado con la conclusión: La culpa nos oprime, no nos deja ser felices. Así será, pero ¿soy culpable?. No de recién nacido; pero luego, casi seguro que sí.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Pretty blue eyes

... en mi pupila tu pupila azul. No tengo los ojos azules. Han hecho estudios y concluido que los hombres altos son más felices. Apuesto a que pasa lo mismo con los que tienen los ojos azules. Se calculan que 150 millones de personas los tienen. ¿Ayudó o no en su carrera a Frank Sinatra y Paul Newman el hecho de tener los ojos azules?. Apuesto a que los poseedores de ojos azules tienen mejor concepto de sí mismos. Si yo tuviera los ojos azules sería el rey del mambo. Aleja de mí, Señor, ese pensamiento.