lunes, 24 de enero de 2011

Tres veces Aristóteles

Es curioso cuando en el mismo día te sale al paso dos veces el mismo personaje. Ayer me tropecé no dos sino tres veces con Aristóteles. Una vez decía que la vista es el sentido preponderante, otra que hay que saber volver a la infancia (sentirse niño) y la tercera, ya no me acuerdo. A saber. Me he acordado de aquello de que en opinión de Aristóteles las moscas tenían cuatro patas y como lo había dicho él, nadie le llevó la contraria durante mil años. De mi corta experiencia con moscas me ha quedado la impresión de que tienen más de cuatro patas, sin atreverme a concretar cuantas. La ciencia dice que son seis. Es más, dice que todos los insectos tienen seis patas. La disculpa de Aristóteles es que en vez de experimentarlo, lo razonó. La razón le dijo que las moscas tenían cuatro patas. Aristóteles razonó muchísimo, así que no me extraña que a veces se equivocara. Yo, razonando menos, me equivoco lo mismo o más. Y bueno, después de todo, si durante mil años nadie se dio cuenta del error, igual lo que pasaba es que a nadie le importaba cuantas patas tenían las moscas.

lunes, 17 de enero de 2011

Game Over

Estoy considerando una idea para un cuento. O para un microrrelato. El planteamiento inicial es conocido: Dejan de nacer niños en el planeta. Opcional que también dejen de nacer otras criaturas, no es relevante. El narrador puede ser alguien que ha dedicado toda su vida a investigar el por qué. A medida que han ido pasando los años el I+D+I+etc de los países más avanzados se ha ido dedicando más y más a intentar comprender y subsanar el problema. El "pequeño" problema de que la raza humana parezca condenada a extinguirse. Nuestro narrador (o narradora) escribe un último informe con sus conclusiones. Después de muchas consideraciones (unas mil páginas) sobre distintos enfoques del asunto y tras haber descartado una a una las posibles causas, aventura su última hipótesis. Los niños dejaron de nacer por la misma razón por la que habían nacido hasta entonces, por puro y simple azar. Lo único que pasó fue que se dio esa casualidad. Él mismo se hace la pregunta: ¿Pero semejante carambola no sería prácticamente imposible?. Pues sí, parece poco probable. Muy, muy, muy, infinitos muys, poco probable. Pero después de todo ya había sucedido algo de parecida improbabilidad antes, cuando nació el primer niño.

miércoles, 12 de enero de 2011

Lo realmente importante

Es lo normal. Cuando alguien pasa una enfermedad grave o la pasa un ser querido y entonces ese alguien hace la reflexión de que ahora es cuando es consciente de lo realmente importante en la vida. "Ahora" es después de verle las orejas al lobo, "antes" es cuando pensaba sólo en mí. Pero nunca acaba de decir qué es eso "realmente importante", quizás porque no se puede expresar en palabras, o porque la verdad es que todos lo sabemos (antes y ahora) y ninguno acabamos de asimilarlo. Lo realmente importante... Lo intento: Vivir cada día, saber que todo es hermoso, y sobre todo (te va a sonar la frase) amar a tu prójimo como a ti mismo. Más fácil, amar a unas cuantas personas la mitad que a ti mismo. Más sencillo, dar algo.