viernes, 25 de noviembre de 2011

Vida y literatura

Escribir provoca la ilusión de crear. Las palabras en fila india son un producto destilado de la mente. El esbozo de idea que resulta cada vez, es sólo una de las muchas posibles formulaciones que intentan aclarar la nebulosa de nuestro pensamiento. Cuando escribo sobre la vida lo que me sale es literatura, no vida. Este blog está lleno de literatura. Buena o mala, pero nunca vida; siempre literatura. Ahora bien la literatura no es posible sin vida. Va irremediablemente unido a ella. La literatura es un trasfondo de la vida o la vida es un trasfondo de la literatura; no estoy seguro. Esa es otra cosa que tienen las palabras, que uno se acaba liando con ellas.

martes, 15 de noviembre de 2011

Lovecraft lo sabía

O ese es el recuerdo que tengo de un par de historias suyas. En ellas el protagonista se asomaba a un pozo, cueva, mazmorra o lo que fuera y quedaba tan impresionado por lo que veía que era incapaz de describirlo. La presencia, ser maléfico o diablo era tan horrible, tan espeluznante, ¡olía tan mal! que no había palabras para expresarlo. Así lo han entendido muchos autores cuando aciertan con un planteamiento sugerente, fascinante, original. Porque, por ejemplo, imaginemos una novela que empieza a medianoche cuando alquien llama a la puerta. Ya hemos plantado una inquietud, como poco, y mala novela será si éste resulta ser el momento cumbre de toda la narración que a partir de ahí va siendo cada vez menos enigmática y más aburrida a medida que vamos conociendo una historia más y más prosaica. Por eso puede ser un acierto dejar partes en sombra o un final abierto. Describir una cara o decantarse por un final implica descartar otras cuasi infinitas posibilidades. Por eso, como ya sabía Lovecraft, es mejor dejar a la imaginación del lector la descripción del horror. Cada uno acudiremos a nuestros propios fantasmas y el astuto Lovecraft conseguirá su propósito mejor que si se hubiera limitado a describir un único, limitado, inocente monstruo de cartón piedra.