viernes, 12 de octubre de 2012

Gramática ficción

Hay idiomas que no tienen futuro. La frase anterior es ambigua (todas las frases son ambiguas); ninguna lengua tiene futuro, a largo plazo. Pero no me refería a eso, me refería al tiempo verbal. En el desarrollo de los idiomas introducir el futuro debió ser uno de los últimos pasos y hay lenguas que no dieron ese paso. Leo en la prensa que el premio Nobel de Física de este año ha sido para unos pioneros en óptica cuántica y que con sus hallazgos permitirán aumentar la velocidad de procesamiento de datos de los ordenadores del orden de millones de veces (y me da la impresión de que yo voy a ser demasiado lento para esos ordenadores). Se me ocurre que, siendo este cuántico un gran avance, podría ser aún mayor otro en el ámbito del lenguaje. Me refiero al descubrimiento (o invención) de un nuevo tiempo verbal. Un tiempo que se hiciera su hueco entre indicativo, subjuntivo e imperativo y que cambiaría nuestra comprensión del mundo. Un tiempo que nos permitiera expresar ideas que ahora mismo no podemos concebir  precisamente por la falta de ese instrumento. Quizás también nos ayudara a resolver esas hipótesis matemáticas que andan pendientes por ahí. Y lo mismo traería la paz al mundo, ¿quién sabe?.

martes, 9 de octubre de 2012

Cerca de la orilla

Casi siempre escribo desde lo que ha dicho otro. O a partir de una situación, una noticia, un suceso trascendente o intrascendente. No plagio en el sentido literal, creo, pero plagio en cierto sentido. En cierto sentido la vida es plagio. No sé profundizar en una idea. Una vez que la he expresado en unas pocas frases ya no entiendo el concepto "profundizar". En mi nivel intelectual no cubre. No puedo profundizar porque no pierdo pie. Si hay materias en las que nadar o bucear, me parece que se me escapan. No las abarco, no las entiendo. Lo más que puedo hacer es trazar un esquema y agarrarme a lo simple, básico y seguramente equivocado.