jueves, 13 de marzo de 2014

Católico

Dicen que somos lo que los demás esperan de nosotros. Puede ser. Marx también decía que somos nuestras relaciones sociales. Cierto es que solos no somos (o no somos gran cosa). Por aquí somos católicos. No algunos, todos; hasta los más grandes ateos. Ser católico no consiste en cumplir con los ritos de esta religión, sino nacer y crecer dentro de una sociedad que ha adoptado (si es posible hablar de libertad de opción) la religión católica. O mejor dicho que la ha heredado. Como el color de los ojos. Puede que no nos guste el color de nuestros ojos, pero  no por ello va a cambiar a otro más conveniente. Igual con ser católico. No se elige. ¿No se puede cambiar?. Puede que sí; con mucho esfuerzo, dedicándose a ello, meditando, estudiando, haciéndose a uno mismo. O sea algo casi imposible. Uno es lo que se espera que sea, lo que buenamente puede ser habiendo nacido en la familia y en la sociedad en que ha nacido. Uno es católico aunque no pise una iglesia, aunque no quiera.

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