sábado, 20 de agosto de 2016

Surrealista

Leí una novela surrealista y no entendí casi nada. Bien, es lo suyo. Si entiendes una novela surrealista o algo raro pasa en tu cabeza o algo (realista) pasa en la novela. O eres un fenómeno (¿y algo raro pasa en tu cabeza?).  En todo caso estaba pensando en el surrealismo como un recurso cuando no sabes o no consigues expresar algo. Digamos el cariño. El amplio concepto del amor. El querer a otra persona o a los demás en general. El sentimiento humano del amor. A la familia, a otras personas, a otras personas que se vuelven "especiales". ¿Amo?, ¿me aman?, ¿por qué?, ¿cuanto?. Se trata de algo de lo que quizás no se pueda hablar y sólo haya que sentir. Algo de lo que tengo muy poca idea, o sea que por una causa (no se puede) o por otra (no sé), o por las dos, es lógico que no consiga expresarme demasiado bien. El recurso entonces sería volverme surrealista y decir sangre, infancia, fulgor, destellos, paseos, veranos, poemas, remansos, puñales, simas, montañas, manos, canciones, facciones, emociones, distancias, encuentros, abrazos, cenizas, lloros, gritos, sonrisas, comidas, besos, blogs, goles, adioses, libros y rosas. Luna no, ¿qué tiene que ver la luna con el amor?.

viernes, 5 de agosto de 2016

Mundo vida

Sobre el comienzo del mundo, big bang, sopa cósmica, planetas azules, bacterias, primera ameba, vida inteligente, tú mismo, las teorías son muchas y la verdad una o tres como mucho, y yo conozco la fecha exacta, no muy lejana, en la que comenzó el mundo a girar, o a trazar sus trayectorias elípticas y engañosas, ya que antes no hubo nada, o tal vez hubo el premundo, por llamarle algo, lleno de acontecimientos irreales y huidizos o soñados (pero he aprendido que los sueños dormidos sólo interesan a quienes los tienen). El momento exacto (vale, aproximado) en que comenzó el mundo es cuando yo nací (para que me entiendas, cuando tú naciste) y ahora mismo el mundo está en un punto de equilibrio inestable, en la mitad de un número de malabarismo con tres naranjas girando en el aire, dándome qué pensar, dándome pistas sobre el futuro del mundo; que se acabará, sin dejar sitio para la nostalgia, cuando te acabes tú (para que me entiendas).