lunes, 24 de junio de 2019

In the Still of the Night

Desplazarse a ochenta kilómetros por hora es antinatural para el ser humano. Eso pensaba conduciendo de noche de vuelta a casa. Una noche oscura en la que la luz, también antinatural, de los faros del coche iluminaba el camino de modo muy conveniente. Solo, de noche, sentado en un invento al que no me explico como nos hemos adaptado cuando cualquier pequeño cambio requiere generaciones, cientos, miles de años de evolución. Nadie más en la carretera, atravieso un paraje a todas luces (a la luz de los faros) deshabitado. Por un impulso, seguramente atávico, apago las luces del coche. Quiero comprobar lo oscura que es la noche y el resultado es una negrura deslumbrante (toma oxímoron) y un vértigo instantáneo. Desearía esperar unos segundos y comprobar si mis ojos se van adaptando y puedo ver algo, sombras de árboles, el cielo estrellado. Pero a ochenta kilómetros por hora no puedo hacerlo, en décimas de segundo vuelvo a encender las luces. La carretera sigue en el mismo sitio y estoy solo. Nadie me ve. Ni me oye, así que es un buen momento para pegar un grito. O cantar algo. Dicen que no mueres (en cierta forma, claro) mientras alguien piense en ti. Si ahora mismo, mientras conduzco de noche, nadie está pensando en mí, ¿seguro que estoy vivo? ¿existo de verdad?

miércoles, 5 de junio de 2019

Mientras tanto

"El sonido más dulce del mundo para cada persona es el de su propio nombre", Dale Carnegie. Así somos, sí.. He encontrado la frase cuando buscaba cómo se pronuncia Camus en francés (algo intermedio entre Camí y Camú). Albert Camus escribió que el único problema filosófico verdaderamente serio es el del suicidio. Viene a cuento porque "es noticia" que aunque sea tabú en nuestra sociedad la gente se suicida. O mejor dicho hay gente que se suicida. Viendo los paneles que han puesto en el paso alto sobre la autopista, yo pensaba que eran para que nadie se caiga y resulta que son para que nadie se tire. No soy quien para decir nada al respecto y si hablo es porque tengo boca (y si escribo aquí es porque tengo internet). Por un lado, como decía un amigo, "para vivir así, mejor no morir"; y por otro, como decía Raphael, "¿qué sabe nadie?". Que la vida es absurda (por incomprensible) no hay duda y otra prueba más es la importancia del nivel de litio en un organismo. El suicidio, se me ocurre, es un acto dramático innecesario. Un acto, porque exige acción, un indolente procrastinador no se suicidará nunca. Si suicidarse fuera tan fácil como apagar la luz (nótese el sutil símil) la tasa subiría, sin duda. Dramático, porque no hay mayor drama en esta vida que ese paso de ser a no ser (uno quiere ser original, pero...). E innecesario, porque, amigo, solo estás adelantando lo inevitable. La vida nos va a "suicidar" a todos tarde o temprano. Mientras tanto vuelve a pronunciar mi nombre, haz el favor.