jueves, 18 de abril de 2019

Por no callar

"Está lloviendo" dijo B. al salir a la calle, y sí, estaba lloviendo. Luego en la barra del bar, y mientras se limpiaba el mentón con una servilleta de papel, B. declaró: "Ya me he comido el pincho". Le agradecí, en silencio, que no hubiera añadido "de tortilla". Es majo B.. Si hubiera dicho "llueve" no solo se hubiera ahorrado una palabra, sino que incluso hubiera flirteado con la poesía. "Está lloviendo" es prosa pura y dura. En cualquiera de los dos casos seguía siendo una obviedad. Puestos a imaginar, ¿qué pasaría si toda la humanidad dejara de decir obviedades? ¡Todos unidos podemos!. Aún sin abarcar toda la humanidad se pueden conseguir grandes cosas, ¿no dijo alguien que si todos los chinos saltaran al unísono la Tierra se partiría en dos? Bueno igual exageraba. A lo que iba, si nos pusiéramos de acuerdo y un día dejáramos de decir todas las perogrulladas, desapareciera toda la cháchara inútil, seguramente el silencio originado, la súbita desaparición de ondas de sonido en la atmósfera de la Tierra, originaría una enorme disminución de energía molecular y la temperatura media del planeta caería varios grados. No tanto como para causar una nueva glaciación, pero sí más que suficiente para contrarrestar el actual calentamiento global. Tal vez se pudiera organizar algo desde la ONU, aunque para callar a ese presidente en el que estás pensando... Seamos realistas, no nos vamos a callar. Por cierto que ahora mismo no llueve.

viernes, 5 de abril de 2019

Rebatiendo al profeta

Hay un profesor/filósofo al que le he cogido un truco: sus artículos están llenos de juegos de palabras y de volteretas entre una idea y su contraria (ejemplo: "El optimismo del bien se topa con el tope del pesimismo del mal, y viceversa"). Entender, no entiendo nada, pero me entretengo rastreando sus fuegos de artificio. Me he acordado de él hoy escuchando en el bar al profeta de turno: "Ya lo dijo Jesucristo, dad de comer al hambriento y de beber al sediento", le oía pero no le veía, tapado por una columna. Sí, estoy de acuerdo con el mensaje, aunque no sé si lo dijo Jesucristo (lo miro y no figura así en el evangelio, estas son dos de las obras de misericordia de la Iglesia Católica). El profeta, desatado, seguía hablando de todo, de que muchos al llegar a cierta edad se arrepienten de no haber hecho una carrera (puede ser) y ya de paso proclamando que hay que vivir cada día como si fuera el último. Vaya lugar común, pensaba para mí, deseando dejar de oír su discurso, volviendo a mi periódico. Al de un rato vuelve a captar mi atención: "¿ves esta bala?, es el tipo de bala que usan los asesinos profesionales, no se puede saber de qué arma se ha disparado". Impresionante el profeta. Deseando llevarle la contraria (solo en mi cabeza) vuelvo a lo de vivir cada día como si fuera el último y no acabo de estar de acuerdo, demasiado estrés. Pruebo a darle la vuelta (como haría el profesor /filósofo): "Vive cada día como si no fueras a morir nunca". Mejor, sin duda.