viernes, 5 de abril de 2019

Rebatiendo al profeta

Hay un profesor/filósofo al que le he cogido un truco: sus artículos están llenos de juegos de palabras y de volteretas entre una idea y su contraria (ejemplo: "El optimismo del bien se topa con el tope del pesimismo del mal, y viceversa"). Entender, no entiendo nada, pero me entretengo rastreando sus fuegos de artificio. Me he acordado de él hoy escuchando en el bar al profeta de turno: "Ya lo dijo Jesucristo, dad de comer al hambriento y de beber al sediento", le oía pero no le veía, tapado por una columna. Sí, estoy de acuerdo con el mensaje, aunque no sé si lo dijo Jesucristo (lo miro y no figura así en el evangelio, estas son dos de las obras de misericordia de la Iglesia Católica). El profeta, desatado, seguía hablando de todo, de que muchos al llegar a cierta edad se arrepienten de no haber hecho una carrera (puede ser) y ya de paso proclamando que hay que vivir cada día como si fuera el último. Vaya lugar común, pensaba para mí, deseando dejar de oír su discurso, volviendo a mi periódico. Al de un rato vuelve a captar mi atención: "¿ves esta bala?, es el tipo de bala que usan los asesinos profesionales, no se puede saber de qué arma se ha disparado". Impresionante el profeta. Deseando llevarle la contraria (solo en mi cabeza) vuelvo a lo de vivir cada día como si fuera el último y no acabo de estar de acuerdo, demasiado estrés. Pruebo a darle la vuelta (como haría el profesor /filósofo): "Vive cada día como si no fueras a morir nunca". Mejor, sin duda.

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