martes, 16 de marzo de 2010

Ahí viene la plaga

Imagina una cala mediterránea y los restos de una villa romana junto al mar. Imagina ahora la cala sin la villa romana. Mejor con las piedras, ¿no?. Según las últimas tendencias, no. Si los romanos hubieran tenido conciencia ecológica no hubieran construido la villa ahí. Y, bueno, es de entender. Si me hago un chalecito sobre el mar y, con la ayuda de mi cuñado, planto un pequeño embarcadero para trastear con mi chalupa; lo mismo cambian las corrientes de la zona y , marea va, marea viene, se seca la marisma, glups. Pero el problema no acaba de ser ese. No es que no debamos hacer casas a la orilla del mar. Por el mismo razonamiento no deberíamos hacer casas en un bosque, ni en ninguna parte. De hecho no imagino ningún lugar mejor para hacer una casa que la orilla del mar. El problema es, sencillamente, que somos muchos. Somos la plaga que se está apoderando del planeta; que se lo está comiendo, casi literalmente. Los chinos ya intentaron no ser tantos, sin mucho éxito, así que mala solución tenemos. Digo yo.

jueves, 11 de marzo de 2010

Huyendo hacia adelante

En las ciudades, a vista de pájaro, somos como hormigas que atestamos las calles en las horas diurnas; desplazándonos aparentemente sin dirección ni propósito definido. Acercando la lupa veríamos a individuos concretos, quizás con el ceño ligeramente fruncido (como Harrison Ford), que parecen estar decididos a cumplir una misión. Saber qué voy a hacer las próximas 24 horas, los próximos siete días, me da seguridad (nota mental: No fruncir el ceño). Así no tengo que pensar en el vacío existencial; que haberlo, haylo.

sábado, 6 de marzo de 2010

Somos

Somos seres
programados para sobrevivir.
Somos una casualidad.
Somos menos "yo" de lo que creemos.
Somos un nombre prestado.
Somos muchos (somos legión).
Somos dos.
Somos sin quererlo.
Somos,
de momento.

lunes, 1 de marzo de 2010

Domani en Bath

Después de muchos meses me vuelvo a acordar de un sueño. Es una satisfacción poder contarlo aquí, aunque no me puedo explicar por qué (por qué es una satisfacción). El caso es que por medio de mi hermana estaba asistiendo a una especie de cursillo en Inglaterra. Mi hermana, siempre tan interesada en las cosas de la cultura (en aprender, en conocer). La profesora era una inglesa alta con el pelo corto peinado en un estilo antiguo. Me extrañaba que nos hablara en castellano. Yo estaba algo distraído cuando me pareció oirle decir que el martes siguiente (el cursillo era martes y jueves) no habría clase. Sorprendido me acercaba a ella mientras todos se levantaban e iban saliendo y le preguntaba, en inglés, si es que había entendido bien. Ella me explicaba que sí, que el cursillo estaba relacionado con la mitología y la etnografía y que debíamos dedicar ese día a elaborar un trabajo sobre el tema en nuestro propio background cultural (parece que los alumnos eramos de diferentes orígenes). Desorientado, pensaba que no sabría cuando volver al cursillo. No veía ninguna lógica; no tenían mi dirección, ni mi teléfono. Así que le decía que en mi opinión era el primer y último día que aparecería por allí. Caminando ya en la calle, de pronto escuchaba la voz de la profesora desde detrás mío que decía en tono irónico: "Tomorrow". Yo entendí que se burlaba de mí, como diciendo: "Sí, claro, vamos a dar clase cuando tú lo mandes". Yo me giraba y le respondía sarcásticamente: "Tomorrow?, ¡domani!". Y seguía andando, incómodo. Ante la perspectiva de un largo trayecto con la profesora caminando por detrás (aunque había mucha otra gente) giraba a la izquierda en la primera bocacalle. Y entonces entraba en unas calles acogedoras llenas de tiendas y restaurantes, con profusión de plantas y enredaderas. Y es que, me daba cuenta de repente, estaba en Bath; la ciudad turística inglesa. Un sitio precioso según el sueño; ya que no he estado nunca allí, que yo recuerde...