martes, 25 de junio de 2013

¿Me estoy poniendo sentimental?

¿Qué es una vida malgastada?. Todas, ninguna, una cosa intermedia. De mi experiencia vital (tengo una, tipo intermedio también) vengo pensando que llega un momento en la vida en que (casi) todos nos vemos en la necesidad de confesar a alguien (a un hijo, un hermano, un amigo, uno que pasaba por allí, estas mismas personas en femenino) que nuestra vida ha sido un fracaso. Las palabras exactas suelen ser: "Todo lo he hecho mal". Pensando sobre esto, y puesto a quitar importancia a tan rotunda declaración, he llegado a la conclusión de que hay dos etapas de la vida que nos redimen. Dos caras de una misma moneda: Ser hijo y ser padre (y aún más intenso, supongo, ser hija y ser madre). Añoro haber sido un niño, un bebé cuidado por mi madre, añoro sentirme abrazado y protegido por ella (lo añoro sin recordarlo, claro). Y añoro también ahora el abrazar y proteger a mis hijas (dos) recién nacidas, con uno, dos, tres años. Éstas son las dos cosas que me han impedido fracasar, aunque por lo demás casi todo lo he hecho mal.

lunes, 10 de junio de 2013

Pequeña anécdota con moraleja

Voy a la gasolinera del centro comercial a repostar gasoil. Tres de los cuatro puestos están ocupados y paro en el número dos. Me parece que la manguera está manchada de gasoil, como si rezumara por alguna juntura. Al terminar de llenar el depósito busco algo para limpiarme y veo que hay un rollo de papel ad-hoc. No solo un rollo, un expendedor automático de hecho. Fantástico, pienso. Me seco bien las manos, monto en el coche, arranco y me acerco a la caseta para pagar. Tras hacerlo le indico al empleado que me ha parecido que la manguera del puesto dos pierde gasoil. Me dice que lo va a mirar "ahora mismo". Salgo y paro cerca para poner en orden mi cartera. Desde donde estoy puedo ver como el empleado se dirige a los surtidores. Ya me estoy felicitando por mi civismo y su efecto benéfico cuando el hombre toma la manguera del puesto uno y se pone a comprobarla concienzudamente. Me pasa por la cabeza bajar la ventanilla y gritar: "¡Es el puesto dos, no el uno!". Pero no lo hago, y me limito a pensar que así va el mundo, que así es el mundo, que está bien recordarlo y que los buenos propósitos de los que como yo hacen las cosas bien no pueden nada contra la confusión general. Reanudo la marcha y me incorporo al tráfico de la tarde. Una rotonda, una cuesta y la furgoneta que me sigue que me da las luces. Que mosca le ha picado a éste, pienso. Seguramente que le parece que voy despacio y se impacienta. Bueno, ni caso, aunque aligero un poco. Paso un badén y me parece que se me pega por detrás. Ahora soy yo el que está un poco mosca. Tras un giro me aparto al arcén para dejarle pasar (y de paso darle a entender que es un cagaprisas). La furgoneta se para a mi lado y para mi sorpresa la chica que va de acompañante me dice: Vas con el depósito abierto. Comprendo de golpe, le doy las gracias, me bajo para poner el tapón del depósito y me tiro de las orejas mentalmente.

sábado, 1 de junio de 2013

Las dos facetas de Larry King

Vuelve Larry King con 79 años. Vuelve a trabajar después de tres años de retiro en compañía de su... octava esposa. Se calcula que puede haber hecho 50.000 entrevistas a lo largo de su carrera y, no sé, supongo que habrá repetido alguna pregunta, pero aún así le admiro. Por las entrevistas también, pero sobre todo por las esposas. No exactamente por las esposas, quizás ha tenido muy mala suerte y nos debería dar un poco de pena. Pero no creo. Le admiro por la energía, por la empatía que debe generar, por perder una, dos, blablabla, seis siete veces y volver a la batalla y casarse otra vez. Por aprovechar el tiempo, o por lo menos llenarlo. Por emplearse a fondo en lo suyo, en sus dos principales facetas: Hacer entrevistas y enamorarse. Me comparo, cometo ese error, y me acuerdo de la etiqueta que decía uno deberían ponerle si alguna vez le subastaban en e-bay: "Poco usado".