El caso es que en general, y en contra de aquella creencia, me parece que recuerdo mucho mejor lo reciente que lo antiguo; además es lo lógico. Otra cosa será en casos de enfermedades que afecten a la mente. De lo antiguo estoy por decir que no recuerdo nada, pero nada de nada. Esto lo digo en un sentido distinto al de Nora Ephron (con el que también me identifico). Lo que tengo más o menos grabado no son los hechos originales sino los recuerdos de recuerdos de los recuerdos. Son los recuerdos fosilizados, recuerdos atrapados en una gota de ámbar. La memoria, la mía al menos, es un museo de historia natural personalizada, una colección de fósiles no demasiado vistosa.
Por supuesto nada garantiza que esos fósiles correspondan a sucesos auténticos. Pueden ser medio inventados, estar mezclados con sueños o ser solo sueños, pueden ser recuerdos que se han adaptado a mis conveniencias; nada de lo que me pueda fiar del todo.