domingo, 29 de agosto de 2021

Copyright

    Veía esta mañana por la ventana de mi cuarto un rectángulo de cielo azul salpicado de pequeñas nubes deshilachadas teñidas de rojo. Una visión encuadrada de la belleza del amanecer, de ese milagro que sucede cada día. He pensado en sacar una foto y me he sentido a la vez culpable por estar a punto de caer en la tentación de ese absurdo, el absurdo de sacar tantas fotos que no van a ningún lado. No he caído porque no tenía a mano el móvil, estaba en la sala cargándose.
    Además de la belleza de ese cielo también ha entrado (por la ventana abierta) el ruido del tráfico de la carretera general y, desde más lejos, de la autopista; el bramor de la civilización. Así me ha salido, bramor, una palabra que no existe, que no creía que existiera y por cuya invención ya me estaba felicitando. Supongo que he mezclado bramido y clamor, dos conceptos relacionados (el mismo mecanismo mental por el que nació “ostentóreo”).
    Pero es tan difícil ser original… He indagado y “bramor” es, como mínimo, el nombre de un dron de reconocimiento y el nick de un youtuber alemán. Y también es una palabra que aparece recogida en un “Vocabulario murciano” publicado en 1919, obra de Alberto Sevilla y colgado en Internet por, ni más ni menos que, la Universidad de Toronto. Dice así: Bramor. Estruendo, fragor. Mi bramor lo había imaginado un poco menos sonoro, más contenido; pero esa era la idea. 

jueves, 26 de agosto de 2021

Para una bala perdida

    Si yo fuera un Rolling Stone sería Charlie Watts. Bueno, ahora hay que ponerlo en pasado: si yo hubiera sido un Rolling Stone... En las últimas fotos de sus geriátricas majestades Watts siempre salía en una esquina sonriendo y con pinta de ser uno que pasaba por allí y le habían dicho que se juntara para la foto. Parecía lo que era en el fondo, un sobrio batería de jazz.
    No he sido mucho de los Stones pero les reconozco la genialidad; y, por supuesto, nunca hubiera podido ser uno de ellos por mi falta de sentido del ritmo, de coordinación motora, de carisma y no me fustigo más. Parece ser que Watts era un elemento importante en la banda, como elemento cohesionador, y también como colaborador infatigable de Keith Richards cuando este se ponía a dar forma a sus composiciones.
    En homenaje a Charlie Watts, y cogiendo el rábano por las hojas, aprovecho para recordar un tema de 1964 firmado por Richards y Oldham (el manager): “I’d Much Rather Be With The Boys”, preferiría estar con los chicos, en la versión adaptada ("I’d Much Rather Be With The Girls") de Donna Lynn con un arreglo fastuoso de Charlie Calello (la versión de los propios Stones solo se editó diez años más tarde en un LP de restos de serie). Donna Lynn Albano era canadiense, tenía entonces catorce años y una voz perfecta para interpretar esta pequeña sinfonía pop adolescente.

lunes, 23 de agosto de 2021

Autor, autor

    El autor presenta su libro en el aula de cultura. Cree, en conciencia, que el libro es bueno, o que al menos no es malo. Otra cosa es lo que opine un hipotético lector. Comprende también que no hay razón objetiva para que nadie se ponga a leerlo, ¿por qué había de hacerlo?
    Ha llegado media hora antes para prepararlo todo con MJ, la técnica de cultura. Ha traído en un “pincho” algunas imágenes de apoyo, que no sabe si vienen a cuento, pero que en todo caso a él le gustan. Se juntan unas doce personas, lo previsto, los habituales. La sorpresa es cuando MJ, al iniciar el acto, anuncia al alcalde, que se sienta en la primera fila. El alcalde se parece a F, un conocido del autor que ha muerto hace poco.
    D (el nombre lo sabrá al final porque le pedirá una dedicatoria) es el que hace la presentación, leyendo también unas frases que vienen en la contraportada. El autor comienza su perorata apoyándose en las imágenes proyectadas en la pantalla; la idea, propuesta por MJ, ha sido buena. No ha traído un guion escrito, al fin y al cabo le están ofreciendo la oportunidad soñada por cualquier autor: que hable de su libro, qué más quiere el ciego que ver.
    Han dejado las puertas del fondo abiertas, por la pandemia, y de vez en cuando se asoma algún curioso (que no se queda, claro). Al autor le gustaría saber si alguien del público ha leído el libro, pero no se atreve a preguntarlo por si nadie lo ha hecho. Pero resulta que sí, en un momento interviene una mujer para ratificar lo que el autor está diciendo. Luego lo hace un hombre que habla de su experiencia de lectura y añade palabras elogiosas hacia el libro. Los dos están en la segunda fila (el autor toma nota mental del dato). MJ, que tiene un ejemplar del libro con papelitos marcando algunas páginas, hace varios certeros apuntes que dan pie al autor para leer un par de fragmentos y contar alguna anécdota.
    El autor echa un vistazo al reloj, han pasado unos cuarenta minutos. Piensa que ya está y comenta la última imagen en la pantalla. MJ pide un aplauso. Le compran dos ejemplares, uno D y el otro J, que es el hombre que ha intervenido antes. Ahora le comenta algunos pasajes del libro que le han llamado la atención. El autor piensa que solo por eso ya ha merecido la pena.

viernes, 20 de agosto de 2021

Mi no-mili

    Cuando era pequeño y aún no sabía atarme los zapatos mi madre, mientras me hacía la lazada, me decía: no, si tendré que ir contigo a la mili para atarte las botas. No hizo falta, porque no hice la mili. No hice la mili por que me declararon inútil. Inútil para el ejército, no para la vida normal, que quede claro.
    Me alegré de aquella declaración, creo que fue justa, aunque me queda una ligera duda de si tuvo algo que ver, además de las dioptrías, que mi oculista tuviera cierto ascendiente sobre los militares. El caso es que ni tan siquiera tuve que presentarme ante el tribunal médico, el aval del doctor C. bastó.
    Me alegré, digo, pero también reconozco que con el tiempo me ha quedado una sensación de pérdida por no haber hecho la mili. Lo pienso y comprendo que puede ser algo absurdo sentirla, pero ahí está. La razón debe ser haber oído una y mil veces las anécdotas de la mili de mis coetáneos; uno estuvo de chófer de un coronel, otro arreglaba las lavadoras de los oficiales, aquel que enseñaba a leer a los reclutas analfabetos, el que se sacó el carnet de camión. El mismo Muñoz Molina contó su mili en “Ardor guerrero”.
    El campamento, el sargento chusquero, el alférez de complemento, la cantina, las maniobras, el cetme, las guardias, el rancho, el destino, el pase pernocta; las historias interminables de la mili. Si casi me parece que estuve allí. Un año perdido, se solía decir; pero no del todo, también decían que de allí salían hombres; hombres maleados, en muchos casos. Alguno saldría más sabio, sin duda. Yo no fui, por la vista. En todo caso mi madre podía estar tranquila, para entonces ya había aprendido a atarme los z
apatos.

martes, 17 de agosto de 2021

Calor

    Eso de que la ola de calor se llame Lucifer me suena a fake news. Imagino al mismo Satán indignado; si sabrán estos lo que es calor. Por mucho calor que haga el nombre le queda grande a la ola. “No diréis mi nombre en vano” dejó mandado Yahvé y apuesto a que Lucifer por una vez le estará dando la razón al Todopoderoso y protestando por el uso indebido del suyo (de uno de sus nombres, porque son legión).
    Por otro lado se me hace raro, es la primera vez que oigo que las olas de calor tengan nombre. Indagando leo que esta ola ha sido provocada por el anticiclón subtropical “Lucifer”. O sea que han simplificado, o han buscado el titular sensacionalista; no es la ola de calor la que se llama así, sino el anticiclón… tampoco cuela. Hay organismos muy serios (o bastante serios) que elaboran la listas de nombres que se van a ir adjudicando a los fenómenos atmosféricos del año y “Lucifer” no figura en ninguna.
    Sigo buscando y parece que nadie se responsabiliza del nombre. Al fin encuentro algo: el apelativo viene de Italia, donde han llamado al anticiclón “Lucifero”. Igual es una maniobra del Vaticano para recordarnos la existencia del diablo. Ahora, calor hace, 47 grados en Córdoba. Una vez que estuve allí hacía 40 y había que andar escondiéndose (vaya ojo el de los Omeyas para elegir capital). Calor hace, sí, pero menos que en el infierno, eso seguro; si el infierno existiese, digo.

sábado, 14 de agosto de 2021

Cookies

   La vida es lo que pasa mientras configuras las cookies. Esa es la conclusión a la que se llega husmeando en internet. Los sitios (web) te ofrecen esa posibilidad (configurar las cookies) por imperativo legal, de qué si no. Propongo modificar esa ley y que lo que te pregunten sea simplemente si aceptas o no las dichosas cookies, porque ya empiezo a angustiarme pensando en lo que te pierdes mientras bregas con ellas.
    "Cookie" es galleta, pasta, en inglés. "Fortune cookie" es galleta de la suerte, y no es un invento chino sino americano/iu es ei (y, desde luego, a lo que diga el papelito ni caso). "Cookie" suena tan entrañable que debería traducirse siempre como "galletita". Dos antecedentes: “The Fortune Cookie” es una película de Billy Wilder y The Cookies fueron un grupo de chicas que grabaron algunas canciones de Carole King y Gerry Goffin.
    Las cookies informáticas no me parecen nada dulces, por más que digan que hay algunas que son necesarias y que es por nuestro bien. Necesarias para ellos, me temo. He encontrado en el menú del navegador, al final del todo, una posibilidad de “restablecer la configuración” que asegura, entre otras cosas, que “se eliminarán las cookies y otros datos temporales de sitios”. Así que estoy considerando (¿no soy ingenuo?) recurrir de vez en cuando a ese ajuste y mientras tanto (from lost to the river) admitir todas las cookies cada vez que me lo pregunten. Y a disfrutar de la vida.

miércoles, 11 de agosto de 2021

Telstar - The Tornados (1962)

    La galaxia tiene un ruido de fondo, un rumor con silbidos y reverberaciones, que, si te fijas, suena igual que el comienzo de esta grabación. El primer satélite artificial lanzado al espacio fue el Sputnik 1 ruso; eso fue en 1957 y el artefacto cayó de vuelta a la Tierra dos meses más tarde. El año siguiente los americanos pusieron en órbita el suyo, el Explorer 1, que aguantó ahí arriba hasta 1970. En 1962 se puso en órbita el Telstar, el primero en retransmitir imágenes de televisión (la calidad era ínfima, claro).
    Joe Meek, un ingeniero de sonido y productor musical inglés de atormentada personalidad, supo ver la oportunidad y publicó un tema instrumental con el nombre del satélite de moda. Lo compuso él mismo y los intérpretes fueron un grupo de músicos de sesión bautizados como “The Tornados”. A finales de año el tema alcanzaba el número uno tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos.
    No fue una casualidad, Meek había sido técnico de Radar en la RAF y luego productor musical y pionero en técnicas de grabación (hay cierto paralelismo con la figura de Phil Spector, con final trágico incluido). Un par de años antes había grabado un LP experimental con sonidos “espaciales” que ya prefiguraban el futuro éxito.
    El satélite estuvo activo durante siete meses y quedó inutilizado, en un típico ejemplo de la incompetencia humana, como consecuencia de una prueba nuclear en el espacio exterior que llevaron a cabo los propios americanos (el nombre, Starfish, estrella de mar, fue lo único bonito del experimento). El Telstar 1, enmudecido, todavía está dando vueltas sobre nuestras cabezas.

domingo, 8 de agosto de 2021

Knowing You, Knowing Me

    Rudyard Kipling se llamaba así por el lugar en el que se conocieron sus padres, un lago/embalse inglés. En realidad su nombre completo era Joseph Rudyard, siendo Rudyard el “middle name”, que suele ser un nombre tradicional en la familia o, como en este caso, uno escogido por alguna razón por los padres. El Joseph no debió cuajar, en familia le llamarían Rudy (Rudy se les llama a los Rudolf, pobrecitos).
    Me he tropezado con esta frase de Kipling: What should they know of England who only England know? Es una línea de uno de sus poemas (The English Flag) y se traduciría como ¿qué pueden saber de Inglaterra los que solo Inglaterra conocen? (manteniendo esa inversión del orden, por razones estéticas, de England y know).
    El poema es un recordatorio de la grandeza del Imperio para el inglés de la calle pero la frase gana si la consideramos por sí sola. Vale para todos los países y también para ámbitos más reducidos. Quien solo conoce lo suyo carece de perspectiva para valorarlo. Para saber de tu pueblo igual hace falta saber también de los pueblos vecinos. Para conocer a tu familia igual es conveniente conocer otras familias. Para conocerte a ti mismo igual viene bien conocer a los demás.
    Comparar, eso es lo que hacemos desde que adquirimos conciencia de que somos. El caso es que en la vida cotidiana casi nadie aparece como realmente es. Por eso, me parece, valoramos tanto las confesiones en las que alguien desnuda su alma (estoy exagerando). Así nos damos cuenta de que somos, como dijo Janis Joplin de sí misma, una más de esas personas raras normales.

jueves, 5 de agosto de 2021

Tres de las cosas que puede haber en la vida

    El tiro con cañón fue deporte olímpico en París 1900. Por comentar. Otra cosa que trae el periódico es una entrevista con Patricio Pron, escritor argentino. Pron parte con ventaja en su carrera profesional (y por tanto no-olímpica), la ventaja de que no le hace falta pseudónimo. A mí me haría falta, Javier es un nombre muy común y mi apellido es demasiado largo.
    Es bastante joven, del 75, Patricio, y prolífico escribiendo. Leí una novela suya y no dimos la talla; él no la dio conmigo y yo no la di con él (más lo segundo seguramente), no acabé de entenderla. Le tengo que dar otra oportunidad. Dice que su intención es ser original al escribir, no repetir modelos anteriores; no es fácil.
    También dice, en la entrevista, que escribir, leer y amar dan sentido a la vida. Lo ponen en ese orden, no sé si es importante. Añade que primero se es lector. Sí, se es; y luego se es espectador, el cine, lo audiovisual, palabras más imágenes, puede ser una versión extendida de la lectura. Leer lo que han escrito los demás, escribir dando tu versión y amar a la familia, a los amigos, al prójimo en general y a una persona en particular. Estas son tres de las cosas que dan sentido a la vida.
    Eso me sugiere que la exclusividad no es conveniente, quiero decir dedicar todos los esfuerzos a una sola cosa, solo escribir, solo leer, solo amar. Un político jubilado dedicaba, ahora que podía, no sé si ocho o diez horas diarias a leer; yo no podría, desde luego. Esas tres cosas me parecen bien, si añadimos comer, dormir, pasear, hacer ejercicio y alguna otra más ya estamos completos (tampoco somos gran cosa).

lunes, 2 de agosto de 2021

La reforma

    Los primeros días se trataba de picar, es lo que oía todo el rato; tienen que picar la pared, luego vendrán a picar, hoy terminan de picar. Y picaron, picaron y agujerearon una tubería que empezó a perder agua cuando ya se habían ido los picadores. Quisimos cortar el agua pero se rompió la llave de paso en la cocina. Los vecinos de abajo no estaban. Podía haber sido peor. La coordinación de gremios (qué bella expresión) renqueó un poco, al albañil no le llegaron a tiempo los azulejos.
    La ley de Murphy es una broma pero tiene un fondo de verdad, en cualquier empresa lo natural es esperar que algo vaya mal; que todo resulte perfecto es la excepción. Hay que tenerlo en cuenta antes de ponerse a cualquier tarea.
    Ahora tenemos ducha en vez de bañera. La nueva instalación podría ser una escultura móvil de Alexander Calder o la representación abstracta en acero inoxidable del Caballero de la Triste Figura. El nombre técnico es “columna de ducha termostática”. Sobre su funcionamiento el fontanero dijo que “no tiene nada, es muy fácil”. No dejaron ningún papel.
    Termostática..., yo en principio ni idea (nadie nace sabido). Tiene dos llaves, o mandos, el de la derecha con un botón azul y el otro con un botón rojo. Frío y caliente según toda mi experiencia vital. Pues no exactamente.