sábado, 14 de agosto de 2021

Cookies

   La vida es lo que pasa mientras configuras las cookies. Esa es la conclusión a la que se llega husmeando en internet. Los sitios (web) te ofrecen esa posibilidad (configurar las cookies) por imperativo legal, de qué si no. Propongo modificar esa ley y que lo que te pregunten sea simplemente si aceptas o no las dichosas cookies, porque ya empiezo a angustiarme pensando en lo que te pierdes mientras bregas con ellas.
    "Cookie" es galleta, pasta, en inglés. "Fortune cookie" es galleta de la suerte, y no es un invento chino sino americano/iu es ei (y, desde luego, a lo que diga el papelito ni caso). "Cookie" suena tan entrañable que debería traducirse siempre como "galletita". Dos antecedentes: “The Fortune Cookie” es una película de Billy Wilder y The Cookies fueron un grupo de chicas que grabaron algunas canciones de Carole King y Gerry Goffin.
    Las cookies informáticas no me parecen nada dulces, por más que digan que hay algunas que son necesarias y que es por nuestro bien. Necesarias para ellos, me temo. He encontrado en el menú del navegador, al final del todo, una posibilidad de “restablecer la configuración” que asegura, entre otras cosas, que “se eliminarán las cookies y otros datos temporales de sitios”. Así que estoy considerando (¿no soy ingenuo?) recurrir de vez en cuando a ese ajuste y mientras tanto (from lost to the river) admitir todas las cookies cada vez que me lo pregunten. Y a disfrutar de la vida.

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