jueves, 10 de julio de 2014

Reflexiones de un ciclista

Andar en bicicleta. ¿Puede ser una contradicción?. Si voy en bicicleta a algún sitio, está claro que no he ido andando. Pero se dice así, de momento. Es curioso que ha sido andando en bicicleta cuando he sentido más íntimamente mi pequeñez como ser viviente, cuando me he sentido más desvalido ante la naturaleza. Y por algo tan poco amenazador, en principio, como la lluvia. Si vas en bici y llueve, te mojas. Aunque lleves un chubasquero el agua acaba calándote "hasta los huesos". O entrando en detalles los pies se mojan en los calcetines empapados, la cabeza chorrea porque el casco tiene aperturas que dejan pasar el agua. Guantes, culotte, y al cabo de poco tiempo "todo", rezuma humedad, las gotas corren libres por el canto de la nariz y trazan hilos por las piernas. La lluvia, que no supone mayor contratiempo habitualmente, se convierte en incómodo enemigo contra el que no puedo hacer nada (salvo asumir mi derrota y buscar refugio bajo el alero de algún edificio, un árbol no vale, te mojas igual y además es bajo un árbol cuando las gotas engordadas hacen impacto certero en tu nuca y se deslizan inmisericordes por tu espalda). El caso límite, que he podido vivir en algunas ocasiones, es cuando estalla una tormenta y la excursión en bici te ha llevado a algún paraje montañoso lejos de todo lugar habitado. Es entonces, avanzando penosamente contra el viento, medio cegado por el agua que empaña las gafas y se mete en los ojos, sintiendo la claridad de un rayo y oyendo después el retumbar del trueno; es entonces cuando intuyes que eres poca cosa, que la fuerza de tus manos es ridícula, que lo único que te queda es aguantar, mojarte, pasar frío. Esperar que pase la tormenta.

jueves, 3 de julio de 2014

Un paso adelante

¿Qué es un buen libro?. Si una novela es bendecida por los críticos pero a mí no me gusta, ¿a, soy un tarugo; b, soy demasiado listo; c, son cosas que pasan?. Bueno, las posibles respuestas agotarían el abecedario y seguramente la mejor sería z, ¿qué más da?. Aún así me gustaría proponer la mía; x, el libro ideal es el que va un paso por delante del lector. Es el libro que parte de mi altura y en cada idea va un poco más allá. El que me descubre lo que estaba intuyendo pero aún no había verbalizado. Si los pasos de adelanto son muchos, no entenderé gran cosa, me perderé (a, soy un tarugo); si no me cuenta nada que no sepa, me aburriré (b, listillo). Los libros que me gustan son esos que graciosamente me toman de la mano y me ayudan a dar un pasito más.