jueves, 17 de diciembre de 2015

Una señal

Algún día llegará el fin del mundo, o el fin de los tiempos (lo que pase antes estará bien). He escrito "día" de forma inapropiada, ya que es una medida de tiempo muy particular si pensamos a escala universal; tan pequeños somos. También nuestro fin del mundo es pequeño, es el fin del género humano. ¿Puede haber signos que anuncian ese fin?. Dicen que uno es la desaparición de las abejas. Esto es, si desapareciesen, en un plazo de tres o cuatro años desapareceríamos también los humanos. Esta noche pasada he soñado con otro signo. Un sueño recurrente, pelma, con ligeros matices distintos en cada vuelta. Entraba en un bar y me enteraba de que se había acabado la cerveza. No sólo en el bar, en todo el planeta, en el mundo. Se había acabado la cerveza y eso era una señal inequívoca de que llegaba el fin del mundo. Había una sensación de incertidumbre en el ambiente, de cierto temor. La idea me divertía, ya que me daba cuenta de que estaba soñando. Ahora especificaban que podían quedar unos botellines por ahí; pero el último barril se había consumido y ya no iban a suministrar ninguno más. Pude ver cómo movían un barril haciendolo girar hábilmente sobre el canto de su base redonda. Se ha acabado la cerveza, en un breve plazo se acabará el mundo. Caramba. No soy bebedor habitual de cerveza. Con sed me gusta una caña de cerveza con limón (ayer me tomé una, de ahí vendría el sueño), así que en otra vuelta del sueño me interesaba por la cerveza con limón y sí, aún quedaba, pero poca, se estaba acabando. ¿No es prodigioso?, no hay cerveza, ya llega el fin del mundo.

martes, 8 de diciembre de 2015

Sobrevalorada

La justicia es un invento humano, un invento aún sin perfeccionar. La justicia en general podríamos decir que es injusta o siendo optimistas que es aproximada. En todo caso se refiere siempre a las relaciones entre seres humanos y más concretamente a las relaciones éticas (a todos aquellos asuntos que intentamos regular con leyes). En otros temas, en todo lo demás (en casi todo), apelar a la justicia es como mucho una forma de hablar. Como cuando nuestro equipo de fútbol pierde un partido que merecía ganar (en nuestra opinión evidentemente imparcial). "Injusto resultado", decimos. O ya transcendiendo, a lo grande, decimos que la vida es injusta (y en esto parece que hay consenso). Pues no. El fútbol y la vida no son justos ni injustos. Justicia no es un término, un baremo, que podamos aplicar. La pelotita no entró, el huracán arrasó aquella costa (y no ésta), yo nací aquí (aquí cerca) y no allí (al otro lado de la frontera). Se formaron las galaxias, las estrellas; alguna se enfrió y en su girar loco se hizo el agua y surgieron unos extraños organismos. Y aparecimos en medio de la descomunal fuerza de la naturaleza. Nacemos, vivimos, morimos. Nada que ver con la justicia, como no sea alegórica. Vamos, digo yo.

martes, 24 de noviembre de 2015

Sube el periscopio

Estaba yo leyendo el periódico en el bar cuando me doy cuenta de que la canción que suena es "Lady Madonna" de los Beatles. En el bar hay una gran pantalla de televisión encendida (y las coloristas imágenes cambiantes resultan de lo más acogedoras) pero sin sonido. Lo que se oye es una emisora de radio que sólo emite música. Música de fondo a la que no hago gran caso, hasta que suena esta canción, "seeeee how they runnnn", y me pregunto retóricamente, ¿escribieron alguna vez los Beatles una canción mala?. Y, claro, me viene una (sólo una) a la cabeza, "Yellow Submarine", que sin embargo fue un gran éxito, aunque la primera impresión al oírla pueda ser parecida a la que se experimenta ante "la Ramona" de Fernando Esteso. Estoy exagerando. Yellow Submarine era una canción para niños con un estribillo "tonto", "todos vivimos en un submarino amarillo". Sin embargo este estribillo también puede servir como inspirada alusión a la condición humana. Como alegoría de la en general absurda, abstrusa, realidad (es un decir) en que vivimos.

martes, 10 de noviembre de 2015

El próximo prójimo

Hoy vamos a comentar el segundo mandamiento de la ley de Dios. No está mal el comienzo, ¿eh?. Por si no te acuerdas es el que decía "amarás a tu prójimo como a ti mismo". Después de oír tantas veces la frase, la pienso ahora y me parece nueva y lo primero que se me ocurre comentar es, ¿estamos locos?. ¿Cómo voy a amar a nadie como a mí mismo?. ¡Me quiero demasiado!. Pero bueno, es cierto, hay que amar al prójimo; aunque no sé si como a mí mismo. Si yo me pillo un dedo con la puerta, al que le duele es a mí, no al prójimo. Y a la inversa. Esto me recuerda una vez que salíamos una noche de un bar y allí delante de la puerta nos encontramos con un hombre tumbado en el suelo. Se acababa de caer, supongo. Íbamos varios y R. inmediatamente fue a ayudarle. Sangraba algo y R. sacó un pañuelo de aspecto impoluto para limpiarle. Le preguntó cómo se encontraba. En fin, el hombre había bebido y no pudo contestar gran cosa, pero la actuación de R. me impresionó. Su reacción de humanidad fue espontánea y natural; y yo, no sé muy bien por qué, la asocié a su educación en un colegio de los jesuitas. Seguramente influyó tanto o más lo que R. aprendió en casa, con su familia. Yo ( y varios más) estaba junto a R. y me limité a observar. ¿Algo que decir de mi humanidad?. Curiosamente al de un tiempo viví otra situación similar. Estaba yo esperando al autobús. Andaba por la zona dando vueltas un hombre con pinta de vagabundo y con indicios evidentes de haber bebido. Se tambaleaba de un lado a otro. A una de éstas se para a unos dos metros de mí. Se inclina hacia adelante y bracea enérgicamente para recuperar la vertical. Con los pies clavados en el suelo lo que logra es desequilibrarse hacia atrás, y cae de espaldas con tan mala suerte que se golpea la cabeza con un bordillo. Delante de mis narices. El corazón me dio un vuelco. Ya le veía muerto. Quise ayudarle, aunque no sabía cómo. No había que moverle, ¿no?. El hombre se quedó allí quieto con los ojos bien abiertos. Sangraba. Creo que le cogí la mano y le hablé. No contestó. Se acercó más gente. Pensé que lo mejor era llamar al 112, así que me levanté, saqué el móvil  y lo intenté. Digo lo intenté porque no lo conseguí. Por falta de cobertura o por lo que fuera. Después de un rato de teclear y soltar un juramento, alguien dijo que ya venía una ambulancia. Eso fue todo. ¿Me había portado como era debido con mi prójimo?. ¿Podía haber hecho más?. ¿Había guardado las apariencias?. ¿Qué haré con el próximo prójimo que se cruce en mi camino?. Si me esmero en simular que me importa mucho, ¿no será muy parecido a amarle?.

jueves, 22 de octubre de 2015

Precipitevolissimevolmente

Caterina Valente, que procedía de una larga saga de artistas circenses (cirquense, me entero ahora, al parecer no está admitida en el diccionario), grabó esta canción en 1962. El título es una palabra inventada (pero ojo, ¡inventada en 1677!) por un poeta que la encajó en uno de sus versos. Bruno Brighetti fue quien puso la letra a la música de Bruno Martino. Las imágenes son prestadas de una película griega del año siguiente. El tema que sonaba en aquella cinta era otro, "Let's Go" un twist instrumental interpretado por un grupo llamado Henry's Twist Club.
https://www.youtube.com/watch?v=2yHkRO2BHDE

lunes, 19 de octubre de 2015

Cartas a Vera

Vera era (bien empezamos) la esposa de Nabokov. A lo largo de muchos años, más de cincuenta, Vera y Vladimir intercambiaron un buen montón de cartas. La última data de hace ya otros cuarenta años. Tras mucho trabajo de transcripción, traducción, anotación y edición se han publicado en forma de libro. Lo primero que sorprende es el grosor; setecientas páginas de letra pequeña. ¿Era habitual entonces escribirse tanto?. Pensando en el número de cartas que puede intercambiar un matrimonio hoy en día, la cifra que se me ocurre es cero. Bueno, son otros tiempos y la gente ahora está en contacto permanente, es cierto. Sin embargo una carta (un correo electrónico) lleva una carga expresiva de una categoría distinta a la de la comunicación verbal o la de los mensajes instantáneos del ciberespacio. En una carta se dicen, se cuentan, otras cosas. O se cuentan las mismas cosas pero de otra manera (lo que las hace distintas). Me impresiona esta colección de escritos que retratan en particular un matrimonio y en general una época, o más bien todo un mundo. Me impresiona poder leer lo que un hombre (aunque no uno cualquiera, el escritor Vladimir Nabokov) escribió, escogiendo sus palabras, para una única lectora.

domingo, 4 de octubre de 2015

Buzón de entrada

Resumiendo. Tengo cuatro mensajes de texto en el buzón de entrada del móvil. El más antiguo es un aviso de la consulta del dentista, recordándome que tenía hora al día siguiente. El siguiente la operadora de telefonía, dándome la clave para acceder a su red wifi. El tercero del seguro, para confirmarme que la grúa estaba en camino (no me arrancaba el coche). El último es una felicitación por mi cumpleaños mandada desde un país muy lejano el pasado mes de agosto. No son muchos mensajes, pero los suficientes para dejar claro que soy un ciudadano privilegiado del primer mundo. Pienso en borrarlos y decido que de momento no, ya lo haré cuando se acumulen más. Menos el último. Ese no lo voy a borrar.

sábado, 5 de septiembre de 2015

La teoría es cosa de estudiar

Ayer me puse un calcetín del revés, con las costuras hacia afuera. Aunque en verano la gente suele ir sin calcetines, a mí me cuesta prescindir de ellos. Los necesito como intermediarios entre mis pies y mis zapatos (estos dos "mis" tienen la misma apariencia pero un valor muy distinto, obviamente mis pies son mucho más míos que mis zapatos). Los calcetines (mis calcetines) cumplen dos, o tal vez tres funciones. Me abrigan, me protegen de rozaduras y, tal vez, me dan seguridad en mi mismo (ya que sin calcetines me siento desnudo de pies). Bueno, me quedaba corto, cumplen también una cuarta función (y no descarto que haya una quinta), su función estética; para la que hay división de opiniones. La mía es que no hacen daño a la vista e incluso pueden resultar agradables y armónicos, aunque soy consciente de que su visión horroriza a muchos (de los que me asombra lo fácilmente impresionables que resultan ser). Ayer, insisto, me puse uno al revés (o del revés, yo admitiría las dos formas de decirlo). Es curioso que las costuras (¡y las etiquetas!) de los calcetines y de la ropa en general queden para adentro, en contacto con la piel en las prendas que cubren nuestra desnudez en primera instancia. El lado "limpio", más agradable al tacto, lo llevamos hacia afuera (¿se puede sacar alguna enseñanza filosófica?). Me estoy desviando, como casi siempre. Lo que yo quería hacer es un símil a partir de mi calcetín del revés (un símil poco original, sí) en el sentido de que cualquier situación, razonamiento, actitud ante la vida tiene su otra cara, y que es muy posible que esa otra cara sea "mejor" que la que habitualmente elegimos o preferimos (o la sociedad ha elegido o preferido) a saber por qué razones de  modas, gustos o puro egoísmo. Pondré un ejemplo (algo en lo que he ido cayendo con el tiempo, una caña y leyendo y escuchando a los demás). Suele pasar que en nuestra relación con otras personas y respecto a esas facetas suyas que a nosotros no nos gustan, esperemos que cambien, e incluso nos sintamos bien, ya que estamos deseando lo mejor para ellos y les queremos ayudar con nuestros (sabios) consejos. ¿Y no será, vengo pensando (vengo aprendiendo), que los que tienen que cambiar somos más bien nosotros? (o más bien yo, no quería decirlo). Claro que uno no puede cambiar con la misma facilidad con que se da la vuelta a un calcetín (y ayer ni siquiera hice eso).

martes, 25 de agosto de 2015

Corta pero dulce

Aviso, esta entrada acaba mal; así que voy a intentar que por lo menos empiece bien. Va sobre la vida, gran tema (del que por cierto no tengo mucha idea). Una buena frase sobre la vida es ésta que aparecía en una tragedia de Eurípides: "la vida es corta, pero dulce". Está puesta en la boca de un anciano; un anciano griego en el siglo V antes de Cristo, igual sabían más que nosotros. Me gusta la frase, breve como la vida y dulce como los higos. Y es que la vida te da sorpresas, o, visto desde el otro lado, sorpresas te da la vida. La vida, en su brevedad, está llena de sorpresas, bueno, llena, según. Aunque hay sorpresas buenas y malas (porque si son indiferentes, ¿dónde está la sorpresa?), yo encuentro "sorpresa" un término positivo (dulce); una fiesta sorpresa, por ejemplo, o no le digas que he venido, así será una sorpresa. Cuando una sorpresa es negativa (amarga) se suele añadir un adjetivo, "me llevé una desagradable sorpresa". Pensándolo bien la vida misma es una sorpresa, aunque no nos demos cuenta en el momento en que nos la dan, ya que para evitarnos el susto nacemos muy pequeños. Luego al crecer es cuando a veces algunos podemos sospechar de la tremenda sorpresa de vivir esta vida sin que nadie nos haya consultado antes. He escrito susto, y por ahí iría la opinión del pesimista: la vida está llena de sustos, más que de sorpresas . La vida nos pregunta de vez en cuando ¿susto o muerte?. Y nos apresuramos a contestar, susto (pero no perdamos de vista nuestra frase, corta pero dulce). Y así vamos de susto en sorpresa y de sorpresa en susto hasta que la vida un día pregunta ¿susto o muerte? y contestamos susto, susto, y la vida replica, ¡sorpresa! esta vez toca muerte.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Extraña visita

Sí, ahora sí lo oía. Tres golpes nítidos en la puerta. Me había parecido oírlo antes, pero ¿quién iba a llamar así?, ¿se había estropeado el timbre?, ¿se había ido la luz?. Miré por la mirilla. Era un hombre que esperaba con las manos enlazadas por delante, ¿asiendo un sombrero?. Abrí intrigado y esbozó una sonrisa. "¿Sí?" es lo que hubiera dicho normalmente, pero algo en su actitud, en su expresión me impulsó a decir en cambio "¿en qué puedo ayudarle?". Acentuó su sonrisa, complacido, "buenos días, J.", me dijo. Bueno, un vendedor, pensé, me llama por mi nombre tuteándome, malo. Supongo que fruncí el ceño, porque se apresuró a añadir mostrando las palmas de las manos (que no asían ningún sombrero), "no, no, mire soy del censo y vengo para trasmitirle una comunicación, digamos, oficial". Ahora me trataba de usted.. y decía ser del censo (¿no debería mostrar algo, una credencial?) y traía un mensaje, un aviso, algo que "el censo" me quería comunicar... "Pues dígame, o dime", ya no sabía como tratarle. "Mire, o mira", siguió, recuperando su expresión afable, "en unos días vas a cumplir sesenta años", pausa interrogativa que respondí con un movimiento afirmativo de cabeza (y puede que con un gesto de preocupación). "Le queríamos comunicar que está usted, o que estás tú J., amortizado". Un torbellino de sensaciones e interrogantes me aturdió. Había dicho sin ninguna duda "amortizado". ¿Cuándo está uno "amortizado"?, ¿era algo bueno o malo?, ¿qué departamento de qué institución lleva esa cuenta de las amortizaciones de la gente?, ¿había dicho "censo" pero era la seguridad social y ésto tenía algo que ver con la jubilación?, ¿me estaba diciendo que ya me tocaba morirme?, ¿estaba soñando?.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Il cielo in una stanza - Mina (1960)

Mina Mazzini tenía sólo veinte años cuando grabó esta canción en 1960. De aquel mismo año es la película "Appuntamento a Ischia", a la que pertenecen las imágenes del video (el protagonista, por cierto, era Domenico Modugno que aparece en el break). El autor del tema es Gino Paoli (que grabó otra gran versión algo después) y el arreglo (esos violines) es de Tony de Vita. El tema, que también grabaría en castellano, fue un gran éxito,; quizás el mayor de toda la carrera de Mina.
https://www.youtube.com/watch?v=RvnrfVlR7Hs

jueves, 30 de julio de 2015

Indago luego insisto

El suizo no es un idioma, el húngaro sí; aunque no sea indoeuropeo y aunque sea incomprensible para ignorantes como yo. En húngaro escribió Sándor Márai, incluso durante los cuarenta y un años que vivió exiliado. De ellos veintiséis lo hizo en Estados Unidos, donde es apenas conocido (sólo se le tradujo al inglés después de su muerte). En España sin embargo es bastante popular, supongo que por una combinación de azar y calidad literaria . En 1942 publicó la novela "El último encuentro", considerada su mejor obra. Bueno, he escrito "El último encuentro", pero cuando se publicó por primera vez en España (en 1946) el título fue "A la luz de los candelabros", mucho más fiel al original, cuya traducción debe ser algo así como "Arden las velas hasta el final" (¿qué tenía de malo?). En inglés se ha titulado, de modo más conciso, "Embers" (rescoldos). Curiosamente la traductora al inglés (Carol Brown Janeway) no conoce el húngaro (como me pasa a mí) y utilizó las versiones en francés y alemán para escribir la suya en inglés. En fin, que uno empieza a indagar y no sabe cuando decir basta.

jueves, 16 de julio de 2015

Grexit

"Exitus" es salida en latín, con lo que nos encontramos con el caso curioso de que es el inglés, una lengua no latina, el idioma que ha heredado el término de forma más literal (exit, salida). En castellano en cambio el significado de "éxito" se asocia sólo a una "salida" que ha resultado favorable. Esto pensaba al ponerse de moda estos días el término "Grexit", aludiendo a la posible salida de Grecia del euro (y su vuelta al dracma). Pero claro, ¿el éxito es siempre favorable?. Al final el éxito (y el fracaso, Kipling) más que una salida puede que sea una huida (eso sí, hacia adelante). En cuanto a Grecia y lo más conveniente para su economía, tengo la impresión de que aún cuando dedicara lo que me queda de vida a estudiar el caso, documentándome, comparando opiniones, barajando hipótesis, ¡aprendiendo griego!; aún así no conseguiría entender el problema y formarme una opinión sólida. Así que me ahorro el esfuerzo (vago, hay consenso de que soy algo vago) y me limito a apuntar la sensación térmica de que fuera del euro es muy posible que haga frío.

martes, 30 de junio de 2015

Iceberg

Pronúnciese aisberg, aunque no es que los inventaran los ingleses. De toda la vida los icebergs se han hecho a sí mismos,  con un poco de ayuda de sus enemigos (el agua templada, el aire cálido, la caricia del sol). Cada deshielo ha puesto a navegar su ejército de icebergs. Antes de casi todo hubo icebergs, siempre modestos asomando una décima parte de su volumen (o traicioneros escondiendo su amenaza bajo el agua). Los hay en todas los tonos entre blanco y azul y de todas las formas, siempre que sean curvas. No podía existir un término en castellano para algo que geográficamente no ha coincidido con el idioma. La traducción sería (como sabes) "montaña de hielo". Iceberg es la última palabra que hubiera esperado oír en la boca del Papa. y de hecho no la he oído. He leído que la utiliza en su última encíclica (que es la segunda). Así que en todo caso la ha escrito. El obispo de Roma (lugar que tampoco ha visto jamás uno) mencionando la palabra iceberg. No lo he podido confirmar, pero la pesquisa me ha permitido saber otras cosas. Por ejemplo que en la página web del Vaticano esta encíclica está disponible en ocho idiomas, entre los que no se encuentra el latín (aunque sí el árabe). El título (éste sí en latín) de este extenso documento (calculo unas 90 páginas) es "Laudato si", "alabado seas", y el subtítulo en castellano "sobre el cuidado de la casa común". Le he dado un par de vueltas (no la he leído entera, uf) y no veo el iceberg por ningún lado. Se me ocurre que quizás la mención sea indirecta y diga algo así como "...ésta no es sino la punta del iceberg...". En todo caso sí utiliza muchos conceptos chocantes, para los no iniciados al menos, en un Papa. Un ejemplo "el ciclo del carbono". El Papa Francisco nos exhorta a cuidar la casa común, icebergs incluídos, ¡bien!.

miércoles, 10 de junio de 2015

Entropía revisitada

La entropía es un concepto introducido por un físico alemán (Rudolf Clausius, encantado) que se asocia al desorden. La segunda ley de la termodinámica dice que la cantidad de entropía del universo (y por tanto el desorden) tiende a incrementarse en el tiempo. Confieso que no sabía yo de la entropía, no es una palabra que oyera en mi infancia. La conocí más tarde y me enteré de esa segunda ley, aunque luego la memoria y el olvido me la jugaron... ¿a lo que tendía la entropía con el tiempo era a infinito o era a cero?. Qué empanada... Lo que tiende a cero es el orden, el desorden (la entropía) tiende a infinito, confirmado (aunque sigo teniendo la sensación de que el desorden absoluto puede acabar siendo el orden perfecto). Orden y desorden molecular, sí, pero no creo que sea un disparate extrapolar al orden y desorden en el sentido habitual. Y he ido cayendo en la cuenta de que ése es nuestro triste sino; pasarnos la vida tirando hacia abajo de la entropía, intentando que disminuya. Queremos que todo esté ordenado, casa, aspecto, emociones. Las sociedades más avanzadas (o con mayor nivel de bienestar) ordenan su paisaje, su trabajo, su ocio. El ser humano escenifica un caso particular en la segunda ley de la termodinámica, según el cual en un espacio y en un tiempo restringido es posible conseguir que la entropía disminuya. A eso dedicamos nuestra vida y de esos pequeños triunfos nos alimentamos (por ejemplo, este blog es también una contribución a la lucha contra la entropía). Un caso particular digo, una excepción a la regla, porque a la larga el desorden siempre gana. Tiene sus trucos, por ejemplo una guerra (iba a poner una buena guerra, pero no estoy de humor), o un accidente de tráfico. Siempre me acuerdo de la entropía cuando veo en esos casos imágenes de fallecidos. El desorden (¡el caos!) toma en seguida las riendas. Brazos, piernas y cuellos en ángulos extraños, cómo han perdido los zapatos, o se les ha subido la ropa, cómo aumenta inexorable la (maldita) entropía.

viernes, 5 de junio de 2015

What is Love - The Playmates (1959)

The Playmates eran un trío de Connecticut que tuvieron su gran éxito (un nº 4) en 1958 con "Beep Beep", un tema humorístico (novelty) de composición propia. En el verano de 1959 volvieron a entrar en las listas (hasta el nº 15) con este chispeante "What is Love". Unos años más tarde las Shirelles grabaron su versión, muy diferente pero igualmente disfrutable (y que sólo se publicó en recopilaciones). Los compositores fueron Lee Pockriss y Paul Vance (autores entre otras de "Catch a Falling Star" que cantó Perry Como). Mi agradecimiento a SirBasildeBrush, sobre cuyo video he añadido la letra de la canción.
https://www.youtube.com/watch?v=AMIrXKi1ub8

miércoles, 27 de mayo de 2015

La masa total del universo a día de hoy

Con lo que yo ignoro de lo que la humanidad sabe, bien se podrían llenar tres o cuatro bibliotecas como la del congreso de los Estados Unidos (y con lo que ignora la humanidad tal vez podríamos rellenar tres o cuatro agujeros negros). Aún así me gustaría hacerme una idea del universo físico en el que existimos. El planeta Tierra, bien; el sistema solar, bueno; la Vía Láctea, ya me estoy perdiendo... Y ahora leo un artículo de divulgación y me entero de que la materia tal como la conocemos, lo más o menos sólido, es sólo un 0,4 por ciento de la masa total del universo, con otro exiguo 3,4 por ciento de gas intergaláctico. Lo demás no sabemos qué es (no saben ellos los expertos, y yo menos claro). Para que les cuadren sus cálculos los científicos han deducido que hay una materia oscura ahí fuera (o donde sea). Y resulta que esa materia oscura supone un 22 por ciento de esa masa total. O sea que aún faltan tres cuartos de universo... y los científicos también le han puesto nombre y formulado sus teorías; eso sería energía oscura. De ésta renuncio a decir nada porque ya me voy haciendo una idea, una idea de lo poquísimo que sabemos e incluso de lo poquísimo que suponemos. Pues eso.

martes, 19 de mayo de 2015

Sobre las cosas

En nuestras relaciones con el mundo, con la vida, libramos una eterna batalla con las cosas. Los objetos, nacidos del ingenio del hombre, pugnan desde nuestra edad más temprana por imponernos su ley, apoyándose casi siempre en otra ley, la de la gravedad; es una lucha que se rige más por la física que por la ética, aunque personalmente no descarto que exista algún tipo de inteligencia moviendo sus hilos en un segundo plano. La mano de un bebé blandiendo un sonajero podría representar ese primer choque, esa primera puesta a prueba, esa primera lección inflingida por un objeto sobre un ser humano, cuando al hacerlo sonar el bebé se golpea a sí mismo. A lo largo de la vida, detrás de la trama de relaciones humanas que urdamos, estará siempre esa otra trama soterrada de nuestras relaciones con las cosas. El lugar del inocente sonajero lo ocupará un ejército de objetos, desde los más simples, un vaso, un lapicero, una alfombrilla, hasta los más sofisticados, un coche, un ordenador, un teléfono móvil. La única forma de enfrentarse a este ejército es no menospreciándolo y dedicando nuestra inteligencia y nuestro tiempo a mantener el tipo dignamente frente a él. Mantener el tipo, porque la guerra nunca la ganaremos, eso por descontado. Así debemos poner exquisito cuidado en las pequeñas tareas y tratar con esmero cada objeto. Las prisas y la falta de atención nos acarrearán penosas consecuencias. Así se derrama café sobre la camisa limpia, o se nos pierde una llave o golpeamos el coche contra una columna del garaje. De nada vale achacarlo a la mala suerte, a que todo nos sale mal, a una conjura en nuestra contra; nada más lejos de la realidad, ésa que muchas veces no queremos ver. Somos nosotros y solo nosotros los que con nuestro descuido y vagancia, o dejándonos llevar por el mal genio, las (estúpidas) prisas o la arrogancia de creernos infalibles provocamos un desastre tras otro. Aunque las cosas, en principio, no sientan ni piensen, afrontemos cada tarea con mimo, tomándonos el tiempo preciso, dejando a un lado otras preocupaciones, en un estado de ánimo apropiado y, me atrevo a decir, demostrando respeto y cariño hacia cada pequeña cosa. Como si cada una fuera un preciado recuerdo familiar. Solo así conseguiremos una (nada desdeñable) armonía con los objetos que nos hará más fácil la vida.

jueves, 7 de mayo de 2015

Primavera

Ya es primavera en todas partes del hemisferio norte y malditos sean los sitios (los centros comerciales) en los que se adelantó. En medio de la globalización, la crisis interminable y remontando el cambio climático (cual salmón) aparece la primavera y nos da vida con su frescura, sus aromas y su luz. Brillan los verdes de la primavera y nadie debería mancharlos en un reclamo publicitario o en un slogan político (incluso en una canción pachanguera). Ya está aquí la primavera para hacernos borbotear (modestamente) la sangre.

jueves, 23 de abril de 2015

Superpoder

Un superpoder que me pediría (el "me" creo que sobra, lo pongo para que parezca más coloquial): el poder de decir lo adecuado en los malos momentos (de pena, de dolor, de desesperación, de desazón, de desorientación, de depresión) de aquella persona a la que quiero. Se diría que habitualmente hacemos lo contrario, como se expresa en esta frase de canción pop "Why do we hurt the one we love?", o sea "¿por qué herimos a quien queremos?". Quisiera tener el superpoder de decir aquello que no sólo no hiera, sino que cure, que consuele, que ayude, que reconforte, que de paz, que provoque una sonrisa o su amago o que, si acaso, haga llorar de emoción. El superpoder de callar y hablar lo justo (concepto timing) en los momentos precisos. Si lo tuviera sería el quinto fantástico.

martes, 14 de abril de 2015

Odio la música

Lo oí decir de I., un conocido, que en un viaje por carretera pidió que le quitaran la música, que le molestaba. Bueno, no sólo le molestaba, la odiaba. Sorprendente declaración que tal vez me llegó tergiversada y lo que dijo fue que odiaba aquella música. A mi me gusta la música (el título de esta entrada es un "teaser" y un experimento para ver si atrae visitas que de por sí no recibe este blog), pero tampoco toda la música. Mis gustos son vulgares (como denominaba a los suyos Fernando Fernán-Gómez en cuestión de mujeres, siempre se enamoraba de la más guapa). A mí me gustan las canciones armoniosas, con voces acopladas y letras sugerentes, vamos lo que a todo el mundo exceptuando tal vez a I. Esta canción de Joana Serrat cumple sobradamente los requisitos
Sharing Wine (a summer tale) - Joana Serrat.
El video es de "Nowhere Shows" y la incorporación del texto mía. Para verlo a pantalla completa cliquear dos veces sobre la imagen.
https://www.youtube.com/watch?v=KsJqp43MbLU

lunes, 6 de abril de 2015

Las curvas del pantano

Aún no se le había pasado el susto cuando me lo contaba. Había sido la noche anterior cuando volvía a casa en coche bordeando la orilla del pantano. Las curvas del pantano. Son unos seis kilómetros y casi podría evocar cada curva mentalmente, de las veces que las he recorrido. De día a la ida y a menudo de noche a la vuelta. Con sol y sin viento la superficie del agua es un espejo que refleja el verde de las colinas y el azul del cielo y entonces me acuerdo de "the car over the lake album", la portada en la que un coche volaba a punto de sumergirse en las aguas de un lago que podría haber sido este mismo pantano. De noche, con mal tiempo el trayecto se vuelve inquietante y así me lo contaba B. nervioso, sin poder fijar la mirada. "Pensarás que estoy mal de la cabeza", "igual debería callarme". Yo le vi venir, como he dicho llevo años "negociando" esas curvas, así que le dije algo así como "una chica de pelo largo, algo pálida, haciendo autostop...". Y él, "no te cachondees"; y yo "no, no, si te lo digo en serio; conozco a esa chica, o bueno no le conozco, pero como si le conociera". B., confuso "pero es que la chica desapareció", y yo "sí, algo así, te lo digo por experiencia, me ha pasado varias veces y siempre desaparece; por intentar explicarlo yo diría que desaparece en la confusión". B. "esto es de locos, ¿te ha pasado varias veces? ¿y lo dices así, tan tranquilo?". "La primera vez me llevé un susto de muerte, como tú, pero luego ya.., ¿sabes qué pasa? que cada vez que suelta lo de "en esta curva" es en una distinta".

lunes, 23 de marzo de 2015

Ese mismo día en la Montaña Amarilla


El mismo día, la misma mañana de hecho, nos dejan a todo el grupo en una playa que está unos pocos kilómetros al oeste del pueblecito. Una playa desierta (hasta que llegamos nosotros) en una isla casi desierta. Una pequeña isla hecha de arena y antiguos volcanes. Una isla sin ninguna fuente. El plan de la excursión es pasar dos horas en esa playa antes de volver a bordo. Mi plan, trotar hacia el volcán más cercano. Acercarme lo más que pueda en, digamos, media hora y luego volver a la playa y bañarme. La sorpresa es que en apenas diez minutos ya estoy subiendo por la ladera, siguiendo un sinuoso sendero, y en apenas otros diez llego al borde del cráter.

La desnudez absoluta del, al fin y a cabo, pequeño volcán, el desacostumbrado paisaje lunar, me había engañado en mi cálculo de las distancias. Tengo la impresión de estar en otro mundo. Hacia el norte la bruma envuelve otro volcán en el centro de la isla. A falta de una cima, avanzo pausadamente por la circunferencia del cráter hasta el punto más alto (175 metros de altitud, luego lo averiguaré). Un camino fácil pero con el ligero vértigo de los pequeños abismos a los lados.
Tan cerca y tan lejos de todo en el borde del cráter de un extinto volcán que surgió del mar hace cientos de miles de año. Solo se oye el murmullo de la rompiente allí abajo. Me parece sentir muchas cosas; libertad, soledad, temor a la altura y al espacio abierto, belleza del paisaje, vértigo de viaje en el tiempo, mi insignificancia, emoción de estar vivo. Veo al grupo como puntos perezosos al borde del mar. Mi tiempo se acaba. Desando el cuarto de circunferencia hasta el comienzo (o el final) del sendero. Bajo en zig zag con precaución para no resbalar. Salgo poco a poco de ese otro mundo y me reintegro en éste. Hora de bañarse.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Sentimiento en entredicho

Nuestro devenir está condicionado por dos factores, lo exterior y lo interior. Paul Auster adoptaba también este criterio en sus dos (o en dos de sus) libros autobiográficos. En "Diario de invierno" se refería a lo de fuera y en "Informe del interior" a lo de dentro. Más o menos. Y lo de dentro, digo yo, está gobernado a su vez por otros dos factores, el sentimiento y la razón. Misteriosamente estos dos nebulosos principios a veces van de la mano (las más me parece) y otras veces disienten (disiente el sentimiento, la razón hace lo que puede). Lo razonable es la historia de mi vida, "no problem" con la razón. Otra cosa es el sentimiento. Hay algo que me preocupa. Sin entrar en los porqués de sentir esto o lo otro (libros se han escrito), mi problema con los sentimientos es la intensidad. Uno puede sentir alegría, pena, sosiego, envidia, compasión, mil cosas puede sentir y siente, pero ¿siente bastante?. ¿Siento bastante o soy más bien un poquito descafeinado, un poquito desalmado?.

martes, 24 de febrero de 2015

Para nadie

Al final (y al principio y seguramente durante el intervalo) todos somos nadie; venimos de la nada y para allí vamos, sin por ello volver a ningún lado. En la Odisea cuando los demás cíclopes le preguntaron a Polifemo quién le había cegado, respondió que Nadie. Si los gigantes de un solo ojo me leyeran ahora, la N mayúscula les daría a entender que Nadie era un nombre, que Nadie era alguien. Pero en la narración oyeron "que nadie le había cegado" y creyeron que Nadie no era nadie (y además en el griego de entonces una letra era una letra, ni mayúscula ni minúscula). Inconvenientes de la oralidad (y de una gramática poco desarrollada). Pero nadie también puede ser alguien. Primera acepción en el diccionario, ninguna persona. Segunda acepción, persona insignificante. Cualquiera, yo mismo, puede ser y no ser nadie a la vez. Nadie es nadie y todos somos nadie. En este blog escribo (nada) para nadie; allá donde no esté, o esté justo justo. Mi único consuelo es que si nadie/alguien lee esto, nos hará a los dos ser, fugazmente, un poco menos nadie.

jueves, 12 de febrero de 2015

Destripando una cita con la ayuda del autor

El tenista suizo Stan Wawrinka ha puesto de moda una cita del escritor irlandés Samuel Beckett. La lleva tatuada en su antebrazo izquierdo (y así la tiene a la vista cada vez que saca en un partido). Dice así: "Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail Better" (1). Hemos podido contactar con el autor que amablemente nos ha atendido en conversación telefónica (2) desde su retiro (definitivo) de Montparnasse.
 - Antes que nada gracias por acceder a contestar nuestras preguntas señor Beckett.
S.B.- Bueno, puede que esté algo desentrenado pero bienvenidas sean esas preguntas.
- ¿Sabía que una de las citas por las que más se le recuerda es la que dice "No importa, inténtalo de nuevo, falla de nuevo, falla mejor"?.
S.B.- ¿Cuando dije eso?
- No lo dijo exactamente, lo escribió en su libro "Worstward Ho".
S.B.- Sí, uno de mis últimos textos. Diría que extraer una única frase de un texto siempre puede dar lugar a equívocos.
- Le cito el párrafo completo "All of old. Nothing else ever. Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail better. " (3) . El comienzo parece críptico y luego viene ese mensaje, la cita,  de seguir intentándolo, aunque se fracase...
S.B.- Críptico dice. No me gusta "explicar" mi obra. Las palabras ya están dichas, escritas, y lo que quise decir es lo que dije. Aún así le diré que este texto en concreto fue uno de los últimos que publiqué y en gran parte por presiones de mi editor. Siempre escribía por las tardes, si me entiende. Lo escribí en inglés (4) y "a bote pronto" (5) por decirlo de alguna manera.
- Permítame que le haga dos observaciones que parecen desmentir ese "optimismo matizado" del "falla mejor". Primero el mismo título del texto "Worstward Ho" (6) y segundo que unas pocas líneas  más abajo escribe  "Fail worse again" (7) y otras frases en ese sentido.
S.B.- "Otras frases", esa puede ser la clave. Habría que repasar todo el texto, supongo. Hombre y fracaso son palabras que van juntas y sin embargo es la grandeza del ser humano el intentarlo de nuevo. "Inténtalo", eso lo firmo, eso me parece justo, me parece decente. Yo lo intenté al menos.

(1) En realidad es una "versión extendida" de la cita, que suele ser más corta. La "B" mayúscula de "Better" es de su cosecha.
(2) El diálogo fue en inglés. La traducción es nuestra.
(3) "Todo lo viejo. Nada más nunca. Lo intentaste. Fallaste. No importa. Inténtalo de nuevo. Falla de nuevo. Falla mejor"
(4) Samuel Beckett escribió gran parte de su obra en francés.
(5) "off the top of my head" en las palabras de Beckett.
(6) El título "Worstward Ho" (a peor ¡ye!) es un juego de palabras que parte de "Westward Ho" (al oeste ¡ye!) título de una novela y también grito utilizado en la navegación por el río Támesis.
(7) "Falla peor de nuevo".

viernes, 6 de febrero de 2015

Let Her Dance - The Bobby Fuller Four (1965)

Compuesto por Bobby Fuller y producido por Bob Keane fue el primer hit del grupo y era ya un pleno exponente del trepidante sonido que caracterizó sus siguientes grabaciones; tormenta rítmica, incisivas guitarras y voces resonantes. Las imágenes (estupendas a pesar de la poca calidad) son del programa de televisión "Shivaree" en su emisión del 3 de julio de 1965. Bobby Fuller tenía 22 años y solo uno más tarde moriría en circunstancias sin aclarar y que han dado lugar a todo tipo de especulaciones. La canción ha conocido varias versiones y se incluyó en la banda sonora de la película "Fantastic Mr Fox" (2009).
https://www.youtube.com/watch?v=SF4vZy2dxb0

miércoles, 28 de enero de 2015

En el sillón del dentista

Humm, me vendría bien para empezar alguna cita sobre el dolor. De Schopenhauer o así... ¡bingo!: la vida sin dolor no tiene sentido, Arthur S. (un filósofo pesimista). Mi dentista y yo nos conocemos desde hace muchos años. Una relación formal, desigual, estoica (por mi parte), de pocas palabras. El otro día acudí a su consulta porque se me había hecho un agujero en una muela. Un agujero que mi lengua decía que era un gran socavón  y mi dentista (bendito sea) aseguró que era muy pequeño y que no iba a requerir ni anestesia. Bueno, estupendo, procedamos; abrí la boca un poco más, entrecerré los ojos mientras él hurgaba del modo habitual. "Si te duele me dices", y al rato, "si te duele levantas la mano". Eso sí. La boca abierta, la lengua retraída prudentemente, las manos.. ¿crispadas en los posabrazos?. Relájate, me digo, brazos laxos, respiración acompasada, ¿no estaría bien dormirse en el sillón del dentista?, very cool. Pero no, no me duermo. Intento respirar por la nariz y que no tenga la necesidad, el reflejo, de tragar saliva (un movimiento involuntario podría tener consecuencias lamentables, quizás). "No va a ser tan sencillo" murmura mi dentista "debajo hay caries". Vuelvo a estar tenso, respiro, trago saliva aprovechando que está cambiando de instrumento (mejor no verlo). Temo que en cualquier momento me va a decir algo así como "ésto te va a doler un poquito". Pienso en el dolor, en lo poco que lo echo de menos, en lo que decía mi abuela (que no nos mande Dios todo lo que podamos soportar, o algo así), en las dos clases de dolor, el físico y el psíquico (o espiritual o la angustia, no sé el nombre exacto pero sé que existe). Mi dentista sigue a lo suyo (que es lo mío). Ya está con el "soldador" (desconozco el término técnico) sellando la muela. Relajo el cuerpo, trago saliva glups. Ha terminado. No me ha dolido nada, ¿tiene sentido mi vida?. Tal vez Schopenhauer fuera un amargado.

jueves, 15 de enero de 2015

Tanto gusta, gusta tanto.

Cuenta B que en una época iba mucho al cine. Que le gustaba mucho y que, en retrospectiva, veía incluso que se había tragado auténticos tostones sin pestañear. Hasta que un día se dio cuenta de que no le gustaba tanto, de que pudiera ser que lo que hacía era evitar coger su toro por los cuernos. Su toro era quedarse en casa a pensar y componer canciones. Y es lo que hizo en lo sucesivo, con notorio éxito. Pensar siempre está bien, las canciones ya... Pero nos podemos aplicar la idea. Eso que tanto nos gusta (el cine, leer, pasear al perro...) ¿nos gusta tanto?.