lunes, 25 de enero de 2010

Confesión

Nunca he sabido hablar en público. Mi número ideal de oyentes es uno. Con dos diría que bajo mis prestaciones a la mitad. Voy perdiendo fluidez, pronunciación, coherencia en los razonamientos y expresividad proporcionalmente al número de, generalmente desinteresados, interlocutores. Así que más o menos estoy tomando la determinación de hacer como el futbolista limitado en un partido de alto nivel: Ser lo más efectivo posible con el mínimo de participación en el juego. Si hablo, que sea una frase corta, con un contenido preciso, fácil de entender y a ser posible que resulte amable y optimista. No se deben desaprovechar las buenas ocasiones de quedarse callado; son, volviendo al símil futbolístico, como las ocasiones de gol perdidas que luego te cuestan el partido. Y ya lo dejo, porque tengo la sensación de que estoy escribiendo de más...

martes, 12 de enero de 2010

Nunca se sabe

Si me preguntaran si me considero un hombre seguro de mí mismo, respondería: Creo que sí. Y por la misma extraña razón de siempre o por otra novedosa, que intuyo pero no atrapo, no pienso que estuviera contradiciéndome demasiado. O sea, sí pero no; la historia de mi vida. Las cosas en general se pueden simplificar, y muchas veces es muy conveniente; porque casi siempre que se habla de confusión lo que hay es confusos (esto no es mío y además ya lo había escrito antes). Quiero decir que estar confundidos (o confusos; no equivocados, que también) es un estado muy habitual del que a veces una mente más avispada nos saca con su enunciado simplificado de la situación. Otras veces es al revés; estamos tan ricamente convencidos de, por ejemplo, que la justicia debe siempre prevalecer y entonces un día (coincidiendo que se celebra un aniversario) leemos que Albert Camus dijo: "Entre la justicia y mi madre, me quedo con mi madre". Y, sí, te hace dudar (una madre es una madre); pero luego te enteras de que no dijo eso, sino algo así como: "Están poniendo bombas en los tranvías de Argel. Mi madre puede estar en uno de esos tranvías. Si la justicia es eso, prefiero a mi madre". Y entonces volvemos a apostar por la justicia, pero con alguna reserva. Nunca se sabe.

viernes, 8 de enero de 2010

Cielo

Blanco, azul pálido, gris y gris oscuro. Son los tonos que necesito para pintar el cielo esta tarde. Hace frío y nieva a ratos. Hace viento y las masas de nubes se apelotonan y ennegrecen. Y cambian y se hace un hueco de luz y el cielo es dolorosamente hermoso. Se cierra de nuevo y al fondo queda una miniatura con retazos y pequeñas formas. Un elefante y un topo, sólo que el topo es más grande que el elefante y que ahora ya son un dromedario y un oso hormiguero. La luz de la tarde radiografía otra nube. Espectros en el cielo, siempre el mismo y siempre diferente. Días de invierno, enero y yo no sé pintar...

miércoles, 6 de enero de 2010

Listas

Me gustan las listas. Me gustan algunas listas. Las cinco mejores canciones de mi vida. Las cinco mejores películas. Las cinco chicas de mi vida (monográfico). Los cinco mejores goles. ¿Por qué limitarse a cinco?. Los diez sitios preferidos en los que he estado. Las diez mejores comidas. Me gustan las listas, pero no me salen. Por eso me fijo cuando las hacen otros. Admiro su memoria, su claridad de ideas. Y después de todo creo que cinco es mejor número que diez. Cinco es una cuota que podría cubrir casi siempre; diez, menos. Las cinco personas a las que más quiero. Las cinco personas que mejor se han portado conmigo. Los cinco momentos más felices de mi vida. Algunos nombres aparecerían varias veces.