martes, 12 de enero de 2010

Nunca se sabe

Si me preguntaran si me considero un hombre seguro de mí mismo, respondería: Creo que sí. Y por la misma extraña razón de siempre o por otra novedosa, que intuyo pero no atrapo, no pienso que estuviera contradiciéndome demasiado. O sea, sí pero no; la historia de mi vida. Las cosas en general se pueden simplificar, y muchas veces es muy conveniente; porque casi siempre que se habla de confusión lo que hay es confusos (esto no es mío y además ya lo había escrito antes). Quiero decir que estar confundidos (o confusos; no equivocados, que también) es un estado muy habitual del que a veces una mente más avispada nos saca con su enunciado simplificado de la situación. Otras veces es al revés; estamos tan ricamente convencidos de, por ejemplo, que la justicia debe siempre prevalecer y entonces un día (coincidiendo que se celebra un aniversario) leemos que Albert Camus dijo: "Entre la justicia y mi madre, me quedo con mi madre". Y, sí, te hace dudar (una madre es una madre); pero luego te enteras de que no dijo eso, sino algo así como: "Están poniendo bombas en los tranvías de Argel. Mi madre puede estar en uno de esos tranvías. Si la justicia es eso, prefiero a mi madre". Y entonces volvemos a apostar por la justicia, pero con alguna reserva. Nunca se sabe.

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