lunes, 23 de agosto de 2021

Autor, autor

    El autor presenta su libro en el aula de cultura. Cree, en conciencia, que el libro es bueno, o que al menos no es malo. Otra cosa es lo que opine un hipotético lector. Comprende también que no hay razón objetiva para que nadie se ponga a leerlo, ¿por qué había de hacerlo?
    Ha llegado media hora antes para prepararlo todo con MJ, la técnica de cultura. Ha traído en un “pincho” algunas imágenes de apoyo, que no sabe si vienen a cuento, pero que en todo caso a él le gustan. Se juntan unas doce personas, lo previsto, los habituales. La sorpresa es cuando MJ, al iniciar el acto, anuncia al alcalde, que se sienta en la primera fila. El alcalde se parece a F, un conocido del autor que ha muerto hace poco.
    D (el nombre lo sabrá al final porque le pedirá una dedicatoria) es el que hace la presentación, leyendo también unas frases que vienen en la contraportada. El autor comienza su perorata apoyándose en las imágenes proyectadas en la pantalla; la idea, propuesta por MJ, ha sido buena. No ha traído un guion escrito, al fin y al cabo le están ofreciendo la oportunidad soñada por cualquier autor: que hable de su libro, qué más quiere el ciego que ver.
    Han dejado las puertas del fondo abiertas, por la pandemia, y de vez en cuando se asoma algún curioso (que no se queda, claro). Al autor le gustaría saber si alguien del público ha leído el libro, pero no se atreve a preguntarlo por si nadie lo ha hecho. Pero resulta que sí, en un momento interviene una mujer para ratificar lo que el autor está diciendo. Luego lo hace un hombre que habla de su experiencia de lectura y añade palabras elogiosas hacia el libro. Los dos están en la segunda fila (el autor toma nota mental del dato). MJ, que tiene un ejemplar del libro con papelitos marcando algunas páginas, hace varios certeros apuntes que dan pie al autor para leer un par de fragmentos y contar alguna anécdota.
    El autor echa un vistazo al reloj, han pasado unos cuarenta minutos. Piensa que ya está y comenta la última imagen en la pantalla. MJ pide un aplauso. Le compran dos ejemplares, uno D y el otro J, que es el hombre que ha intervenido antes. Ahora le comenta algunos pasajes del libro que le han llamado la atención. El autor piensa que solo por eso ya ha merecido la pena.

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