martes, 30 de agosto de 2022

Más sobre la memoria

    Según nos hacemos mayores todas nuestras facultades van a menos, lo mismo las físicas que las mentales; es evidente. A pesar de ello no estoy de acuerdo con esa creencia tan extendida de que con la edad se olvida lo reciente mientras se recuerda con nitidez el pasado más lejano. Lo reciente se olvida, desde luego; justo sé lo que comí ayer y lo de anteayer ya me cuesta, pero por otra parte no tengo ni idea de lo que comí hoy hace un año. Aunque alguien podría acordarse; hay gente pa tó y en algún sitio de la parte del olvido de mi memoria estarán guardadas todas las comidas que he hecho en mi vida; es una posibilidad.
    El caso es que en general, y en contra de aquella creencia, me parece que recuerdo mucho mejor lo reciente que lo antiguo; además es lo lógico. Otra cosa será en casos de enfermedades que afecten a la mente. De lo antiguo estoy por decir que no recuerdo nada, pero nada de nada. Esto lo digo en un sentido distinto al de Nora Ephron (con el que también me identifico). Lo que tengo más o menos grabado no son los hechos originales sino los recuerdos de recuerdos de los recuerdos. Son los recuerdos fosilizados, recuerdos atrapados en una gota de ámbar. La memoria, la mía al menos, es un museo de historia natural personalizada, una colección de fósiles no demasiado vistosa.
    Por supuesto nada garantiza que esos fósiles correspondan a sucesos auténticos. Pueden ser medio inventados, estar mezclados con sueños o ser solo sueños, pueden ser recuerdos que se han adaptado a mis conveniencias; nada de lo que me pueda fiar del todo.

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