martes, 25 de junio de 2013

¿Me estoy poniendo sentimental?

¿Qué es una vida malgastada?. Todas, ninguna, una cosa intermedia. De mi experiencia vital (tengo una, tipo intermedio también) vengo pensando que llega un momento en la vida en que (casi) todos nos vemos en la necesidad de confesar a alguien (a un hijo, un hermano, un amigo, uno que pasaba por allí, estas mismas personas en femenino) que nuestra vida ha sido un fracaso. Las palabras exactas suelen ser: "Todo lo he hecho mal". Pensando sobre esto, y puesto a quitar importancia a tan rotunda declaración, he llegado a la conclusión de que hay dos etapas de la vida que nos redimen. Dos caras de una misma moneda: Ser hijo y ser padre (y aún más intenso, supongo, ser hija y ser madre). Añoro haber sido un niño, un bebé cuidado por mi madre, añoro sentirme abrazado y protegido por ella (lo añoro sin recordarlo, claro). Y añoro también ahora el abrazar y proteger a mis hijas (dos) recién nacidas, con uno, dos, tres años. Éstas son las dos cosas que me han impedido fracasar, aunque por lo demás casi todo lo he hecho mal.

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