jueves, 18 de abril de 2019

Por no callar

"Está lloviendo" dijo B. al salir a la calle, y sí, estaba lloviendo. Luego en la barra del bar, y mientras se limpiaba el mentón con una servilleta de papel, B. declaró: "Ya me he comido el pincho". Le agradecí, en silencio, que no hubiera añadido "de tortilla". Es majo B.. Si hubiera dicho "llueve" no solo se hubiera ahorrado una palabra, sino que incluso hubiera flirteado con la poesía. "Está lloviendo" es prosa pura y dura. En cualquiera de los dos casos seguía siendo una obviedad. Puestos a imaginar, ¿qué pasaría si toda la humanidad dejara de decir obviedades? ¡Todos unidos podemos!. Aún sin abarcar toda la humanidad se pueden conseguir grandes cosas, ¿no dijo alguien que si todos los chinos saltaran al unísono la Tierra se partiría en dos? Bueno igual exageraba. A lo que iba, si nos pusiéramos de acuerdo y un día dejáramos de decir todas las perogrulladas, desapareciera toda la cháchara inútil, seguramente el silencio originado, la súbita desaparición de ondas de sonido en la atmósfera de la Tierra, originaría una enorme disminución de energía molecular y la temperatura media del planeta caería varios grados. No tanto como para causar una nueva glaciación, pero sí más que suficiente para contrarrestar el actual calentamiento global. Tal vez se pudiera organizar algo desde la ONU, aunque para callar a ese presidente en el que estás pensando... Seamos realistas, no nos vamos a callar. Por cierto que ahora mismo no llueve.

No hay comentarios: