martes, 8 de diciembre de 2015

Sobrevalorada

La justicia es un invento humano, un invento aún sin perfeccionar. La justicia en general podríamos decir que es injusta o siendo optimistas que es aproximada. En todo caso se refiere siempre a las relaciones entre seres humanos y más concretamente a las relaciones éticas (a todos aquellos asuntos que intentamos regular con leyes). En otros temas, en todo lo demás (en casi todo), apelar a la justicia es como mucho una forma de hablar. Como cuando nuestro equipo de fútbol pierde un partido que merecía ganar (en nuestra opinión evidentemente imparcial). "Injusto resultado", decimos. O ya transcendiendo, a lo grande, decimos que la vida es injusta (y en esto parece que hay consenso). Pues no. El fútbol y la vida no son justos ni injustos. Justicia no es un término, un baremo, que podamos aplicar. La pelotita no entró, el huracán arrasó aquella costa (y no ésta), yo nací aquí (aquí cerca) y no allí (al otro lado de la frontera). Se formaron las galaxias, las estrellas; alguna se enfrió y en su girar loco se hizo el agua y surgieron unos extraños organismos. Y aparecimos en medio de la descomunal fuerza de la naturaleza. Nacemos, vivimos, morimos. Nada que ver con la justicia, como no sea alegórica. Vamos, digo yo.

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