jueves, 21 de septiembre de 2017

Las cosas dos punto cero

IoT, la antepenúltima sigla en nuestras vidas. Digo antepenúltima porque data de 1999 (una sigla del pasado siglo). Para mí es de anteayer. Es el internet de las cosas (Internet of Things) y consiste en que tu frigorífico contacta con tu supermercado, o con otro de su elección, y encarga unos yogures. Tú solo tienes que comértelos y pagarlos. Hace poco vino esa noticia tan sugerente de que dos bots (programas que realizan tareas repetitivas en internet  y también contestan automáticamente a la gente) se habían puesto a charlar entre ellos en un inglés incomprensible para los técnicos. Estos, desbordados, optaron por apagar el sistema. Una inquietante interpretación del hecho sería que los robots estaban inventando una gramática más eficaz que la del inglés para comunicarse mejor entre ellos, y tal vez tramando hacerse con el control del universo. Yo me inclino por pensar que lo que hacían los bots era no entenderse en absoluto y balbucear palabras al azar.

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