sábado, 18 de julio de 2009

Colores

El hombre es el animal que juega con las palabras. Ése, ése soy yo. Paul Auster en "El palacio de la luna" cuenta un irónico diálogo entre el estudiante descuidado y su casero. Aduce el estudiante ante el desastrado aspecto de la cocina que su decorador está de vacaciones y que el tono azul huevo de petirrojo (robin's egg blue) de la pared no pega con las baldosas del suelo. Por razones que desconozco el traductor optó por cambiar ese tono azul (uno de los dieciseis tonos de azul estandarizados, supongo) por un "rosa de pitiminí". Lógicamente tampoco hacía juego con las baldosas.

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