martes, 15 de febrero de 2011

El carguero

Un recuerdo. Es de noche y tumbado en mi cama me despierta el sonido grave, persistente de la sirena de un barco. Un barco que remonta la ría, imagino, y avisa de su presencia en la niebla. No tengo ni idea de qué hora es, y prefiero no saberlo. Me aferro a la idea del marino en el puente de mando haciendo sonar la sirena en la niebla. Entonces solía venir en el periódico la información sobre las entradas y salidas del puerto. Por ejemplo, Dardanelos, carga general, a Hamburgo; o Monte Arno, carbón, de Gijón. Volvía a sonar la bocina y yo con lo ojos cerrados pensaba en el frío en la cubierta, en el marino dirigiendo el barco lentamente ría arriba. Todo un mundo ahí al lado y del que no quedaría ni rastro por la mañana.

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