viernes, 15 de junio de 2012

Sintonizador personal

Sobre nuestra percepción del mundo. Hay una analogía que me parece bastante acertada. Es la de que somos como un receptor de televisión en el que se pueden ver una serie de canales situados en una banda de frecuencias determinada. Este ancho de banda es personal, cada uno tenemos el nuestro. El mundo que podemos ver es el que sucede en esos canales; y el mundo que no vemos todo lo demás, todo lo que sucede fuera de nuestra gama de frecuencias. Un ejemplo tonto: En un partido de baloncesto que están dando por la tele (no mezclar conceptos, ir a la idea) en medio de una jugada aparece un (tío disfrazado de) gorila que cruza la pista corriendo. Hecha la encuesta pertinente resulta que una buena fracción de los telespectadores no han visto al gorila (o sí lo han visto pero no son conscientes de ello). La explicación de acuerdo a nuestra analogía es que ese suceso no entraba en los esquemas mentales de esas personas. Es un suceso emitido en una frecuencia fuera del alcance de mi sintonizador vital. Otro ejemplo; la impresión que nos causan las personas, nuestros prójimos, el peligroso ejercicio de juzgar. Decidimos que éste o áquel o ésa es así de listo o de tonto, de valiente o de temeroso, de soberbio o de humilde. ¿No puede ser que eso sea así sólo en nuestra pequeña parte del espectro?. Conclusión, sería interesante poder acceder a más canales; aunque en todo caso nunca podremos verlos todos a la vez.

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