martes, 17 de octubre de 2017

Y no estar loco

Aunque se me ha olvidado casi todo lo demás, recuerdo la reflexión del narrador en la novela "Los cipreses creen en Dios" de José María Gironella, cuando en vísperas de la guerra civil se daba cuenta de que tras asistir a cualquier mitin político siempre salía bastante convencido de que justo ese partido era el que tenía razón. Así un día estaba con la CEDA, otro con la CNT, luego con Falange o con el partido comunista. Un discurso bien razonado hace milagros. En los convulsos tiempos que vivimos (convulsos como aquellos pero sin guerra, espero) me acuerdo también del principio de indeterminación de Heisenberg y del gato de Schrodinger. Estos dos podrían haber sido los medios volantes de la selección alemana de fútbol de los años veinte, pero fueron científicos que estudiaron el comportamiento de partículas subatómicas y dedujeron que tal vez. No entiendo para nada sus teorías pero me quedo con la indeterminación de uno (no es posible conocer simultáneamente con exactitud varias facetas de un mismo fenómeno) y la formidable duplicidad del otro (el gato está vivo y muerto a la vez mientras no abramos la caja). Aplico ambas teorías a la vida cotidiana e incluso las amplío. En toda polémica es imposible captar todos los matices y puntos de vista y "el gato" está vivo y muerto a la vez incluso después de haber abierto la caja. Vamos, tengo la impresión.

No hay comentarios: