Si este blog fuera una novela de Paul Auster, habría una interrupción en las entradas de, digamos, tres meses. El tiempo suficiente para una bajada a los infiernos. No es así, y en consecuencia tampoco hay una subida a los cielos. Mi ritmo vital, emocional es mucho más modesto. Parece que me guío más por el valor medio que por los máximos y mínimos.
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