domingo, 5 de mayo de 2013

Salvo los demás

La vida tiene dos aspectos complementarios: Lo de dentro y lo de fuera. Lo de dentro es ese juego de cartas, ese solitario, que jugamos con nosotros mismos y en el que, si no nos sale bien, siempre podemos hacer alguna trampa. Y ya ahí nos podemos empezar a sonreír, ya que no hay  nada más tonto, aparentemente, que hacerse trampas al solitario. Pero las hacemos, yo las hago al menos. Mi gran trampa al solitario es decidir que básicamente todo va bien, por muy mal que vaya. Aunque, sin hacerme trampas, cada vez estoy más convencido de una cosa: No hay desgracia (casi siempre ajena) que me haga perder el apetito. Yo sigo con mi solitario, barajando algunas ideas, pocas, que me expliquen de que va la vida. Y a mitad de una partida, viendo una película, me he quedado con una frase de un diálogo muy ilustrativa que enlaza con lo que decía al principio de dentro y fuera: "En el mundo no hay nada, salvo los demás". Sin lo de fuera lo de dentro es nada. Los demás es lo único que tenemos.

No hay comentarios: