lunes, 21 de noviembre de 2016

Gol en la final.

Está la tele encendida y donde veo que están dando un gol mío, de penalty. Resulta que es una final de copa. Me extraña porque no lo recuerdo, pero ahí están las imágenes en las que engaño al portero y coloco el balón junto al palo izquierdo. Ahora es el entrenador el que aparece y declara "sí, le ha dado mal, pero, bueno, ha sido gol". Es cierto, pendiente como estaba del portero, mirándole fijamente, no medí bien y le di al balón de refilón. Mejor, porque si le doy bien o la mando fuera o me la para. Al darle mal el tiro salió bastante flojo pero con un efecto extraño que despistó al portero. Me voy situando y me da la impresión de que el estadio era el Manzanares y el resultado final fue de dos a cero. Mi gol no fue decisivo pero, caramba, ¡un gol en una final de copa!. Y encaja el hecho de que fuera de penalty, con dos piernas "tontas" como es mi caso no es fácil meterlo de otra manera (sin olvidar que le di mal). Cuanto más lo pienso, menos me lo creo. Sería más factible, sí debe ser eso, que la final no fuera de fútbol profesional sino de aficionados, o quizás juveniles. Una vez metí un gol en una final (otra vez se disparó una escoba). Un gol olvidado de una final olvidada (tal vez soñada).

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