martes, 15 de noviembre de 2016

Metafísica

He pasado por la farmacia y he tenido un pequeño contratiempo con una receta. No es lo mismo que algo esté en cápsulas o en grageas (yo iba pensando en pastillas). Todos los días se sigue aprendiendo (recordando) algo, aunque muchas veces no puedes elegir qué. Luego he ido al bar y el camarero me ha dicho, me ha preguntado, que a qué hemos venido aquí. ¿A tomar un café?, le he contestado, y que no, que él decía que a qué habíamos venido a este, taco, mundo. Una pregunta retórica, algo se le había torcido antes de entrar yo; pero también una pregunta que nos hacemos a menudo los humanos, aunque no sea un tema frecuente de conversación. Una pregunta que pide otras preguntas, venimos ¿de dónde?, y nosotros ¿quienes? (y ¿qué es el Ser?, pero ésa se la dejo a Kant). Y al camarero no le he dicho nada, pero para mí que puede que no hayamos venido de ningún sitio. Ya estábamos por aquí, más o menos, si es que somos materia. Materia sublimemente organizada, el premio gordo de la lotería galáctica de la organización molecular (a un árbol le tocó la pedrea, a una roca nada). El ser humano es una combinación afortunada de materia con la capacidad aparente de pensar. Aparente porque no lo veo claro, ¿de verdad que pensamos tomados de uno en uno?. Si yo escribo ésto (o cualquier otra bobada) ¿es merced a mi individual, único e intransferible ingenio, o es más bien el producto de todo lo que me ha ido empapando y que mi (combinación afortunada de) materia ha filtrado?. Pero bueno, el camarero lo que  preguntaba era a qué hemos venido a este mundo, y la verdad es que por más que filtro no tengo ni idea.

No hay comentarios: