viernes, 20 de noviembre de 2009

Desajuste temporal

Me desperté, como pasa tantas veces, justo antes de que sonara el despertador. Puse la radio y dieron las señales horarias de las ocho. El reloj digital marcaba las siete cincuenta y nueve. Miré el teléfono móvil y, curiosamente, también optaba por ese minuto de retraso. Me incorporé y sentado en el borde de la cama me puse el reloj de pulsera. Las agujas señalaban las ocho menos un minuto... Me estaba quedando atrás. El mundo seguía sin esperarme. Un minuto no es mucho, me consolé; pero me asaltó la duda ¿no sería que ese minuto era una especie de despreciable error de paralaje, un pequeño desajuste provocado por el o los años de retraso que en realidad estaba acumulando en mi vida?. ¿No sería que el mundo avanzaba en el siglo XXI y yo me estaba quedando rezagado uno, cinco, diez años?. Me apresuré a poner los relojes en hora, pero me daba perfecta cuenta de que era un truco mecánico que sólo aparentemente me situaría en noviembre de 2009. Ya se sabe que incluso los relojes parados marcan la hora exacta dos veces al día.

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