lunes, 30 de agosto de 2010

Memoria infinita

A ver si me explico. Es este nuevo gadgetófono, el iphone. No tengo, y claro que me gustaría tenerlo; pero no sé si debo. Fijándome en una de sus varias aplicaciones: Permite consultar cualquier dato al momento. He pasado unos días cerca de un conocido que lo tenía. Ante cualquier duda que surgía, él echaba la mano al bolsillo y decía: Te comento, ganando hábilmente el poco tiempo que necesitaba para aclarar el tema que fuese. Es como si lo supiese todo. ¿Fantástico, no?. Puede que no sepas gran cosa, de hecho cada vez menos porque ya no te preocupas de retener ninguna información, pero todo está ahí, en la pequeña pantalla. Bueno en la pantalla enana, no nos confundamos con la televisión; aunque el iphone (le podrían llamar ifono) también tiene televisión (creo). Y digo yo, ¿me conviene tanto (poder) saber?. Hace un par de días leía un comentario sobre "A Sentimental Journey", el libro de Laurence Sterne. Tras preguntarme a mí mismo si yo había viajado alguna vez de esa manera (de manera sentimental, y la respuesta es que tengo dudas) me quise acordar del otro libro que escribió Sterne. Sí, un libro, una novela. Una especie de Quijote inglés. Pero no me salía el título. Como he dicho no tengo iphone. Podía mirarlo en Google (aunque no al instante). Preferí darme tiempo. Ya me acordaría. Y me fui acordando. Era algo como "Dandy", "Nosequé Dandy"; pero no era Dandy. Ayer de repente me vino a la mente: "Tristan Shandy". ¡Oh sí!. Sin iphone, sin manos, configurando mi iceberg. Mi iceberg que consta de una parte a flote (lo que tengo en mente) y ocho (o veinte) bajo el agua (lo que se me escapa en la niebla de la memoria). Luego claro (sigo siendo imperfecto) resulta que lo miro en Google (gran instrumento) y no es "Tristan" sino"Tristram". Así que no sé... Puede que después de todo la memoria infinita del iphone esté más cerca de la memoria cero que de mi pequeña, mentirosa, icebérgica memoria de andar por casa.

1 comentario:

Elly dijo...

Oh! quizás un iphone después de todo, llegue un día a ser algo imprescindible (como lo es muchas ce las cosas que antiguamente se creian de lujo, o inecesarias) pero hasta que ese momento llegue... solo nos queda ejercitar la memoria, que además es bueno y saludable!

Un saludo!