miércoles, 26 de noviembre de 2025

A.I. all over again

    Tengo un lema para la resistencia: La inteligencia, mejor emocional que artificial. Y un aforismo: La Inteligencia Artificial es como la manzana de Blancanieves. demasiado brillante. De momento, claro; con el tiempo aprenderá a ser un poco más mate, a brillar menos para ser más creíble. También es —lo ha dicho un obispo— muy cariñosa. Queriendo decir que es sibilina, entiendo. Cariñosa es, desde luego, educada, comedida, paciente, lo tiene todo para enamorarse; pero no te fíes.
    Antes de seguir aclaro que no estoy en contra (estoy a favor) y que no tengo ni idea del tema; solo sensaciones, que son justo lo que no tiene ella. La Al (me rindo a las siglas en inglés) solo tiene algoritmos que persiguen imitar a la mente humana (creo). La pega es que detrás hay, precisamente, seres humanos, y lo malo que tenemos los seres humanos es que a partir de los mil millones de dólares (o, peor, euros) nos empiezan a patinar las meninges. Lo digo por ese iluminado que busca la inmortalidad (fiel al ejemplo de Buzz Lightyear). Difícil lo veo.
    Lo ideal sería que todo lo generado por esa presunta inteligencia vaya debidamente etiquetado. No va a pasar, por eso mejor estar en guardia. De momento voy a considerar a la AI como un amigo muy listo para algunas cosas y bastante tonto para otras; como a un “tolosabo” que habla de memoria de lo que no entiende. Con ese espíritu, hay que preguntarle cosas —un dato es un dato— y dudar de todo lo demás.

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