jueves, 30 de marzo de 2017

Créeme

Estaba viendo una película y el protagonista dice sin venir a cuento, "¿no te ha pasado nunca que crees que puedes hacer cualquier cosa y al momento siguiente te sientes incapaz de nada?". Me ha parecido que me lo decía  a mí, porque sí que me ha pasado, o me ha pasado algo del estilo; que he pensado que lo sabía todo y seguido me ha dado cuenta de que no sabía nada. Todo, nada, es una forma de hablar, lo cambio por mucho y poco. Cuando me sorprendo a mí mismo pensando lo mucho que sé de tantas cosas, caigo enseguida en que me estoy viniendo arriba sin mayor justificación que el hecho de que me quiero mucho. Una cuestión de salud, autoestima. Más próximos a la verdad estaremos pensando que algo sé, poca cosa, y que mucho puedo aprender, y de hecho quiero aprender, pero solo consigo acumular datos inútiles, hechos poco conocidos que bien podrían seguir siendo desconocidos.
Así, resulta que hay en la universidad de Columbia, en Nueva York (esa segunda patria), un pedestal con la inscripción latina "Horam Expecta Veniet". ¡Oh!, me digo, ¡una cita latina!, ¡sabiduría comprimida en tres palabras avaladas por la tradición grecorromana!. Me gusta, no sé latín pero me gusta. La traducción: aguarda la hora, llegará. Cierto, ya lo sabía (me vengo arriba); pon un plazo, una fecha, la que quieras, casi sin enterarte llegará. ¿Y quién dijo eso?. Para eso está Internet... pero no consigo encontrarlo. Me entero de que en el ahora vacío pedestal hubo una bola de granito de unos dos metros de diámetro que era (parte de) un reloj de sol. Se instaló en 1914 y se retiró en 1946 porque se estaba resquebrajando. Y en el intervalo hubo tiempo para que Federico García Lorca se sacará una foto delante. La bola estuvo 32 años aguardando la hora, y la hora llegó y han pasado otros 71 años de regalo.
Especulo que el autor de la frase "horam expecta veniet" sería un profesor de latín, y me pregunto por qué no hicieron la inscripción en inglés, que creo era la lengua de uso común en Nueva York en 1914. Vamos, resumiendo, que de todo esto de la película y la frase y la bola de granito no sabía nada hace un par de días, que el modesto concepto de que el tiempo pasa sí me era conocido  y que, más allá de unas pocas ideas generales, saber sé poco, tirando a nada. Créeme.

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