sábado, 3 de octubre de 2009

Gesto tecnológico

A veces llegan cartas... pero cada vez menos. Una pluma Montblanc era entonces un bonito regalo para cualquier ocasión. Hoy el regalo obvio es un móvil; que también necesita recarga y que también es un objeto personal. Tanto como el cepillo de dientes o el pañuelo. Hay una prueba de gran afecto, de profundo cariño o sencillamente de amor que utiliza el teléfono móvil como accesorio. Es un acto auténtico, desinteresado, ya que se hace habitualmente cuando nadie nos ve. Es cuando al terminar la conversación con la persona querida y llevados por una súbita y espontánea corriente de ternura besamos el móvil, como antes se besaba la carta que traía las noticias y los besos quizás desde el otro lado del océano.

No hay comentarios: