Había una
película, “El mundo está
loco, loco, loco”. Me he acordado al escribir el título “es un
mundo extraño”, no solo por el paralelismo de calificar al mundo
de loco o extraño sino porque mi título retuerce un
tanto la sintaxis del castellano y sigue más la del título de
aquella película en inglés “It's a mad, mad, mad, mad world”, o
sea, en una traducción más literal, “es un mundo loco, loco, loco”
(por economía de letras se pasa de cuatro “mad” a tres “loco”).
Inciso: esta película es una comedia con poca gracia a día de hoy,
y la razón original para recordarla es que en la banda sonora hay una canción de
las Shirelles que me gusta, “Thirty one flavors”. La letra se
refiere a un chico, “Icecream” Joe, que besa en treinta y un
sabores de los que el preferido es el de tutti frutti. Volviendo al
título de este texto, en perfecto español sería “el mundo es
extraño”. Prefiero el otro. Extrapolando, supongo que ya habrá
gente estudiando el influjo de la lengua inglesa en la española (y
viceversa). Un caso que les propondría es el del corresponsal en
Londres del periódico. Sus crónicas son alambicados ejemplos de
simbiosis de las sintaxis de ambos idiomas que por momentos adquieren
tintes enigmáticos para el lector. Pero a lo que iba. Todos los días
leo en ese mismo periódico algo que me sorprende y me divierte. (y
lo tomo como un síntoma de buena salud mental). Lo de hoy ha sido
enterarme de que una familia ha celebrado el cumpleaños de su perro.
¿Habrán conseguido que sople las velas? Hechos como este nos
recuerdan que los perros son parientes nuestros, mamíferos como
nosotros, compañeros habitantes de la Tierra. Aunque seamos, en
cierto sentido, los más listos de la clase, los humanos somos una
expresión más de la vida en el planeta. No voy a llegar a organizar
una fiesta de cumpleaños a un perro, ni a ninguna otra manifestación
de vida no-humana, pero sí me siento parte de ese todo que incluye
desde el, por desgracia, más poderoso hombre de la Tierra hasta la
más humilde forma de vida vegetal. Por cierto, ¿hay vida en Marte?
Sería divertido y sorprendente que un día de estos se descubriera allí, por ejemplo, una lechuga. Una forma de vida como otra cualquiera.
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