sábado, 14 de marzo de 2020

Todo está escrito

“No escribo porque ya está todo escrito”. Pues entonces no subas montañas, todas están ya escaladas; no vivas, todo está ya vivido. Nos han traicionado y las cosas se han hecho a nuestra espalda. No esperaron ni a que naciéramos, una desconsideración. El Everest hollado, el paso del Noroeste encontrado, “El Quijote” y “El Principito” escritos. Cada generación tiene que empezar de nuevo. Primero somos lectores, podrías dedicarte a ello, a leerlo todo, y no acabarías nunca. Mis últimas impresiones al respecto: algo he leído, pero con poco aprovechamiento. Luego puedes escribir. En un aparte te tengo que decir que escribir es también aclararse. Escribir es comunicarse a un nivel superior. Con superior no quiero decir excelso o algo así, solo que es una forma más exacta de expresarse, aunque solo sea porque se suprimen los “eeeh”. Todo está escrito, sí, definitivamente. Lo que sea que destile tu mente, hablo de ideas u ocurrencias, ya ha sido pensado antes. Pero, la contradicción, ¿qué tienen las palabras para dar tanto juego? Estando todo escrito (no puedo estar más de acuerdo) las combinaciones de palabras todavía por descubrir son muchas. Son muchísimas. No diré que infinitas, pero casi. Ejemplo práctico, una frase que nunca jamás ha sido escrita, me parece, ni en este ni en ningún otro idioma. Ni en jeroglíficos. Ni en lenguas inventadas. Bueno, igual no llega ni a frase, necesitaría un verbo. En este caso tal vez el verbo ser. Esta es la frase, sin el verbo, el verbo ponlo tú, va: “Gotas de limón del color de la luna de agosto”. Diez palabras y un abuso manifiesto de la preposición “de”. Una combinación quizás no muy feliz pero inédita. “Navegar es necesario, vivir no lo es”, dice la cita clásica. Exageraban, lo que es necesario es leer y escribir, vivir no lo sé. Así que, desde la ignorancia, leamos y escribamos. Todo está leído pero lees, todo está escrito pero escribes; y tus lecturas y tus escritos son nuevos, únicos e intransferibles.

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