sábado, 18 de julio de 2020

La pasión contenida

Te sonará la ley de vagos y maleantes. Deberían haber afinado más y haber hecho una ley más específica de vagos y diletantes, que tampoco estaban bien vistos. Qué mal le harían a nadie los vagos y quedaron marcados. Me duele, por la parte que me toca. Vagar ya no es delito, supongo, y ser vago tampoco (y no tengo nada contra el trabajo, incluso considero que con moderación es bueno). Pero, cuidado, muchas veces se confunden los términos, no se es vago solo por dejar de hacer algo. Hay un gran referente literario, Bartleby: “Preferiría no hacerlo”, qué elegancia. No queda claro en la narración, o yo no lo vi claro, si su postura, de un día para otro, fue un rechazo al sistema, una consecuencia de su cansancio vital, el producto puro y simple de una enajenación mental u otra cosa que se me escapa (como suele ocurrir). Cualquiera que fuera la razón, la puesta en escena es modélica, un ejemplo para todos; es la expresión comedida, educada, pacífica, incluso amistosa, de un deseo. Mi sospecha es que había pasión soterrada, una voluntad firme enguantada en seda, prefiriría no hacerlo, y no lo hacía. Hay otro personaje de Melville que podría ser su antítesis aparente, el capitán Ahab. ¿Qué necesidad tenía Ahab de perseguir a la ballena blanca? Hasta le veo un punto racista, para mí todas las ballenas son iguales. Aclaro que en este caso no he leído el libro (habrá que hacerlo si un noviembre húmedo y lloviznoso se instala en mi alma), solo he visto la película (de John Huston). Recuerdo dos escenas, la poco edificante furia vesánica de Ahab rugiendo desde el púlpito (qué vergüenza, un hombre tan mayor) y un avistamiento de la ballena al grito de “¡por allá resopla!” (expresión que, me parece, nunca saldría de los labios de un marinero en castellano). Dos formas opuestas de estar en el mundo, pero al servicio de una misma determinación inflexible. En Ahab, la caza de la ballena blanca; en Bartleby, la calma fría de abstenerse. Imagino al escribiente dando un paseo hasta la atalaya sobre el puerto, oteando el horizonte y viendo algo a lo lejos, hummm, ¿no es una ballena?, qué curioso, es clarita, luego lo apunto en mi diario, bueno, ya veré, en todo caso no le diré nada a Ahab, ese viejo cascarrabias.

No hay comentarios: