domingo, 6 de septiembre de 2020

Correrías

Los dos pillastres aparecen al fin con la cara tiznada. Pero, pero, ¿qué ha pasado? No, no es hollín. No ha habido fuego y no ha habido humo (bien, no hay que jugar con fuego, que no se os olvide). Es grasa de bicicleta, tal vez. Se habrá salido la cadena y los dos hermanos han hecho un intento de colocarla en su sitio. Y el intento, ¿ha sido con los morros? El mayor, más consciente, lo explica, algo apurado. En buena sintaxis castellana desgrana el episodio, dejando claro que ha sido fortuito, que no ha habido nada premeditado. Mientras, el pequeño, ajeno a cualquier sentimiento de culpa, se observa curioso la mano negra. En su cabeza procesa los datos y va atando cabos. Le queda la duda de qué es esa sustancia que mancha, cuál será la auténtica naturaleza de la grasa.

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