viernes, 15 de mayo de 2020

Resintonizando

Casi cualquier aparato de uso doméstico está hecho para que dure un tiempo limitado. Cumplido ese plazo lo más probable es que se estropee y que, además, para entonces el modelo ya ni se fabrique. La experiencia me lo ha confirmado en muchas ocasiones; con la lavadora, el frigorífico o, en otra escala, el mismo coche. Redondeando, estimo ese tiempo de vida media en unos diez años. Digo esto a propósito de la tele pequeña que tenemos en el cuarto. No sé su “edad” con exactitud, pero ya ha superado ese plazo seguro. Es de la marca Sanyo (extended version: Sanyo en japonés significa “tres océanos”, había una fábrica en Tudela). La proporción de la pantalla, la relación de aspecto, es de cuatro a tres, no la apaisada de ahora, dieciséis a nueve. Hace ya mucho que no responde al mando de control remoto. Con los últimos cambios de frecuencias se habían dejado de ver varias cadenas, así que el domingo me puse a la tarea de resintonizarla. Sin el mando se complica un poco, hay que pulsar los botones del lateral, que además tampoco responden a la primera. Mientras tanteaba en busca del menú correspondiente, ha aparecido en la pantalla una de esas películas para la televisión que suelen dar las tardes de domingo. Una pareja en una sala; ella sentada en el sofá, él, de pie, dice: La melancolía es la hermana guapa de la tristeza. Así, de repente. No vi más, seguí pulsando botones, la frase quedó flotando en mi cabeza. Conseguí recuperar los canales perdidos. He indagado y esa frase no la ha dicho nadie en especial, o es tan pedestre que la ha dicho todo el mundo. La hermana guapa, hay gustos (un saludo a la nostalgia, la prima resultona). Le podemos dar la vuelta: la tristeza es la hermana fea de la melancolía. Pero, ahora mismo, estar triste me parece más natural que estar melancólico. Le tengo más simpatía a la tristeza. La melancolía me empieza a parecer afectada, caprichosa, podría ser el nombre de una enfermedad intestinal. En todo caso sería más bien la hermana snob de la humilde, sencilla, honesta tristeza.

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