¿Sabes esos taxis negros
y muy altos de Londres?, ¿los típicos? Una vez me monté en uno.
Iba con alguien más, o igual eran dos, no recuerdo bien, compañeros
de trabajo, habíamos ido a una feria. El caso es que al sentarme, el
asiento era como abombado, de una especie de escay, al sentarme se me
salieron todas las monedas del bolsillo y se deslizaron entre el
asiento y el respaldo. Para cuando reaccioné ya habían
desaparecido. Intenté rescatarlas, haciendo pinza con dos dedos,
pero aquello era un pozo sin fondo. Un agujero negro, una trampa para
extranjeros incautos; a saber qué más podía haber allí. Estiraba
el brazo, y en algún momento me parecía tocar el canto de una
moneda, pero no conseguía pescar ninguna. Me revolvía inquieto
mirando de reojo al taxista, temía un “what the hell...?” por su
parte. Al mismo tiempo, me estaba empezando a sentir culpable, por
obsesionarme con las monedas y por estar perdiéndome el sencillo
placer de contemplar Londres desde un taxi. Sí, un taxi de esos
típicos de Londres, negro, muy alto. Ya sabes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario